Fotos: Ali Cacta
Durante la segunda mitad de los ‘80 se dio un fenómeno muy particular. Un conjunto de grupos como Hüsker Dü, Sonic Youth, The Jesus and Mary Chain y Meat Puppets trajo nuevas ideas al mundo. Comenzó a crecer el fenómeno indie y alternativo, pero estos proyectos eran tal vez muy abrasivos para los públicos. Hubo una banda que logró emanar la energía del rock directo, pero cargado de distorsión y con vueltas que no encajaban en lo que acostumbramos escuchar. Un sentimiento un tanto familiar y distante: esa es la manera en que podemos definir a Dinosaur Jr. y lo que fue su presentación en el Complejo C Art Media.
Ver el largo y canoso pelo de J Mascis entrando al escenario fue casi intimidante. Sonaba ‘Kings of Speed’ de Hawkwind en fade off mientras la banda se acomodaba. Sin intro ni pantallas, sin siquiera un cambio en la iluminación, solo las columnas de amplificadores y un piso cargado de pedales. J se acomodó la gorra, Murph probó la batería, Lou Barlow dijo “hola” y atacaron sin anestesia.
Uno de los puntos más destacables de la presentación fue la variedad del setlist, con canciones tanto de su debut, cuando eran simplemente Dinosaur hace 39 años; como también de su reciente Sweep It Into Space (2023). Como era de esperar, You’re Living All Over Me (1987) fue la pieza principal de la noche, tocando más de la mitad del disco. Clásicos de lo alternativo como ‘Little Fury Things’, ‘In a Jar’ o ‘Kracked’, sorprendieron desde la frescura que siguen emanando. A pesar de tener casi 40 años, parecería que fueron compuestas en esta década.
La banda es un power trío con todas las letras. La base rítmica crea el colchón perfecto para que su frontman fluya libremente con su guitarra. Quienes conocen de este tipo de sonido saben que es muy sencillo caer en un terreno donde quedan numerosos huecos y no se siente como algo consistente —incluso cuando hay dos guitarristas—, pero no es el caso de Dinosaur Jr., una banda con una fuerza que impacta directamente en uno mismo.
El equilibrio entre lo bello y delicado con lo más salvaje
Pero el impacto no es solo a través del sonido; el cual uno podría argumentar que tal vez fue un poco excesivo al momento de las distorsiones más intensas. Las letras son muy personales y verlo a Mascis con los ojos cerrados cantándolas logra que se sientan mucho más reales. ‘Pieces’ fue uno de los puntos más altos en ese sentido, destacando la relación entre ese sentimiento crudo y como él toca su guitarra, que por momentos aúlla como un monstruo sobrenatural. Hubo un pasaje particular muy conmovedor, donde parecía que se había olvidado que estaba en un concierto. Se movía a los costados, sacudiendo su guitarra como un adolescente en su cuarto; pero con la destreza de un maestro.
Entonces debemos hablar del equilibrio entre lo bello y delicado con lo más salvaje y rudo, sensaciones que van variando su preponderancia en la música de Dinosaur Jr. La bella nostalgia indie de canciones como ‘Freak Scene’ reviven emociones que se esconden en el alma. Después pueden saltar a una versión extremadamente intensa de ‘Gargoyle’, donde por minutos hicieron uno de los mejores jammings que vas a poder escuchar en la vida. Tras esa seguidilla salieron del escenario. Pasaron un par de minutos y volvieron con naturalidad. Murph se acercó al micrófono y preguntó: “¿Hay alguna canción que ustedes quieran escuchar?”. Los gritos eran bastante variados, pero una de las canciones más pedidas fue ‘The Lung’. Tras tocarla, inmediatamente saltaron a uno de los covers más logrados del siglo XX, su increíble versión de ‘Just Like Heaven’. Aquel clásico de The Cure, en una versión mucho más cruda y cargada de emoción, la cual llenó al aire de Villa Crespo con una sensación etérea. Una noche para la historia.