Detroit DTT es un proyecto que trabaja la música electrónica sin dejar de lado la canción, logrando suficiente versatilidad para combinar bases bailables con cantos filtrados. En un mano a mano con SPE, Lucas Aguirre (cantante y principal promotor de la banda), nos cuenta más sobre esta propuesta que sabe tomar lo mejor de cada elemento, pero, sobre todo, quiere tomar lo mejor de sí.
¿Cuáles son los avances desde el inicio del proyecto hasta Aeropuerto (2018)?
Lucas Aguirre: Todo arrancó en el 2012 haciendo música con amigos, con diferentes bandas. Me pasó que se me ocurría una batería, una guitarra, la letra, la tapa del disco y, como tenía la imagen en su totalidad, me empecé a abrir solo. Me encanta tocar con otra gente, pero quería hacerlo por mi cuenta. Empecé a hacer maquetas y las publiqué en Soundcloud. Armé un disco que se llamó Índigo (2012), totalmente lo-fi (por una cuestión de que había menos presupuesto y menos recursos). En ese momento hacía la grabación, composición, producción, mezcla y mastering. En el 2013 grabé Disco Turismo, un álbum instrumental. En simultáneo, subía algunas imágenes que representaban esos sonidos y quedaba ahí, sin presentación en vivo, por lo cual mi proyecto era virtual. Dos años después empecé a construir las canciones con otra gente, de forma un poco más avanzada; en el 2016 tocamos en vivo esos temas —que luego serían de Aeropuerto (2018)— con una formación muy rara: compu, guitarra, coros y trompeta. Los grabamos, salimos en Spotify y YouTube, para luego tocar esas versiones terminadas en vivo. Siento que venimos bien, pero todavía hay muchas cosas por perfeccionar para que salga todo con la mejor calidad posible. Queremos que todo tenga cohesión, que exista una conexión entre los rubros artísticos, desde lo sonoro hasta lo visual y la ropa.
“EN AEROPUERTO CONSTRUÍ LAS LETRAS COMO PAISAJES IMAGINARIOS A PARTIR DEL SONIDO”
¿Qué le puede aportar Detroit a las movidas del indie dance y propuestas bailables?
LA: No siento que tengamos un género en sí. Viste que todos dicen lo mismo, pero realmente lo siento porque vamos mutando. Hoy en día hay mucha data house, mucho bombo de negra. Tengo una base de guitarras cargadas de efectos que siempre voy a usar y me gusta mucho; quizás en algunas canciones aparecen solamente en un puente, pero otras están enteramente así, tipo la movida de shoegaze en los ‘90, el dream pop. Voy mucho al trip hop también, esa combinación de baterías de hip hop que hay en Aeropuerto con el sample y los loops. Cosas del noise que después evoluciona en el shoegaze, un funky disco. Ahora estoy tratando de laburar en el groove y siempre lucho por meterlo en la licuadora para hacer que funcione. Por lo que escucho de afuera, nos ponen dentro del dream pop, pero estamos en constante búsqueda de meter estilos distintos. Está bueno mutar un poco y así aprender también.
En su nombre, sus títulos y ciertas frases hay como todo un campo semántico en torno a la idea de viajar. ¿Qué significa eso para vos?
LA: Más que del viaje, es como de paisaje. Por lo menos en Aeropuerto funcionó mucho y es algo que ya tengo bastante incorporado: generar un paisaje imaginario y una letra con la visión que se me cruce por la cabeza, sin tener que contar una historia. A veces son versos inconexos sin lógica porque cuando escribo es todo más surrealista y viene de lo que siento por el sonido.
“SE VIENE UN TRABAJO MÁS MINIMALISTA: QUIERO QUITAR ELEMENTOS Y GANAR FUERZA”
¿Te ha pasado lo opuesto? Que haya sido un paisaje o algo que veías lo que te de un sonido.
LA: No en mis proyectos, pero con un amigo hicimos música para una miniserie, Mi Futura Cuñada (2019), y ahí lo desarrollé un poco. Me parece una movida muy interesante, muy detallista, porque una escena dura 32 segundos y hay que meterle un poco de énfasis a cada movimiento. Me gustó y lo volvería a hacer, pero es un laburo bastante heavy.
‘Piloto’ también se distancia de Aeropuerto, tanto en letra como en sonido. ¿Cómo es esa búsqueda?
LA: Es una conexión con lo que está viniendo, que consiste en tres singles que saldrán entre junio y agosto. En cuanto a la lírica, el estribillo de ‘Piloto’ dice: “Transición, explosiones, cuando hay más ilusiones”, y se basa más o menos en eso, como si estuvieras en una guerra y tuvieras que mantenerte firme lo mejor que puedas. Hay un poco más de información de cosas que me pasaron el año pasado. De un momento al otro, tenía mucho por resolver: hacer un nuevo disco, superar una ruptura y mudarme; era como mucho en poco tiempo y de ahí salieron estos temas. Yo lo viví así, fue una época en la que estuve muy motivado por solucionar todo. El sonido es algo que estoy tratando de mejorar día a día y estoy buscando algo un poco más minimalista, por lo cual quiero trabajar con menos elementos y ganar fuerza, teniendo como resultado que estos tracks tengan una estructura más acotada. Por otro lado, estamos ideando un videoclip para ‘Piloto’ con Andrés Arata (batería), Karen Cris (bajo), y Lorenzo ‘Loli’ Ferrari (teclados); cada uno grabó en su casa el audio y lo estamos editando con Ángel Ibarra, a quien nos lo recomendó Cactus, el sello donde estamos trabajando. También estoy componiendo cosas nuevas y eso uno no lo controla, no lo planifica. La posta en el arte está en lo que fluye, y si hay cosas para decir, hay que largarlas cuanto antes porque hace bien.
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