YO LA TENGO: LA UTOPÍA DEL INDIE SIGUE VIVA

La banda que todos quisimos armar

Fotos por @mirulucena

Se me va a caer el documento con esta reflexión, pero siento que vale la pena. De chico solía leer los clásicos libros de Elige tu propia aventura, unas historias para chicos en las que podías elegir qué hacía el protagonista, yendo a tal o cual página. Mi favorito era uno que se llamaba “El planeta perfecto”, que empezaba con un profesor explicando a su clase que, por más que se alcanzara un equilibrio ideal, nuestro planeta nunca podría ser perfecto porque una cebra jamás pensaría eso mientras era perseguida por un león.

Hoy, después de haber visto el show de Yo La Tengo en Deseo, siento que es lo más cerca que puede llegar una banda indie de la perfección. Se nota una armonía sincera entre sus músicos, que además comparten labores compositivas y que, hace años, acreditan todas sus canciones al conjunto y no a individualidades. La típica lucha de egos que carcome la estabilidad de tantos proyectos acá parece reemplazada por una amable generosidad que invita a la expresión y la creatividad.

El espectáculo se presentaba como un sideshow acústico del Music Wins Festival 2025 y como la oportunidad perfecta para quienes los esperamos desde hace años. Lejos quedó aquel accidentado show en Vorterix en 2014 en el que tuvieron que tocar con los instrumentos de sus teloneros Atrás Hay Truenos ante la negativa de la aduana a dejar ingresar sus equipos. Once años después, subían al escenario para encontrarse con una ovación que dejaba claro cuánto los extrañaron algunos y cuánto querían verlos por primera vez otros tantos.

El show en sí fue un recorrido por gran parte de su historia, desde Painful (1993) hasta un par de canciones de su reciente This Stupid World (2023). Y acá quiero aprovechar la oportunidad para reforzar mi argumento: This Stupid World es un disco hermoso. Siendo el 17mo en su carrera, lejos de sentirse relleno, expande el universo de Yo La Tengo y aporta al cancionero un par de temas que todos querremos escuchar en el futuro. La banda, con sus ya casi 40 años de vida, sigue mirando adelante, creando sonidos y abriendo panoramas en vez de convertirse en una fórmula repetitiva que convoca al público solo por glorias pasadas.

El formato acústico les calzó perfectamente porque, además de todo, son versátiles y cuentan con un repertorio que abarca tantos subgéneros que siempre tienen algo que se ajusta a cada ocasión. Poniendo énfasis en su costado más folk, llevaron adelante un show cargado de sutilezas que mantenían al público atrapado en un silencio atento, balanceándose suavemente al ritmo de la música que bajaba del escenario.

Parados los tres al mismo nivel, sin ningún tipo de puesta en escena más que la peculiaridad de la batería seteada para tocarse de parado. La luz, tenue y bastante estática, dejaba a Ira Kaplan, Georgia Hubley y James McNew como el único foco de atención ante un Deseo obnubilado por la suave e hipnótica performance del trío.

Durante ‘Stockholm Syndrome’ la guitarra acústica empezó a sumar efectos para explotar en un solo noisero y disonante. Sonriendo, Ira dijo que, salvo por ese momento, iban a dejar el ruido para mañana, cuando se presenten en versión eléctrica en el festival. Esa promesa se iba a romper en un par de oportunidades: cuando sorpresivamente tocaron ‘Nervous Breakdown’ de Black Flag; y también durante el final de ‘Barnaby, Hardly Working’ en la que el guitarrista iba a surfear esa ola de caos sonoro que tanto le gusta construir acercando la boca de su Gibson acústica al amplificador para luego subir y bajar la ganancia del mismo y sumar feedback construyendo un colchón de sonido que nos sacó de la placentera calma de el resto del show.

Como si mi hipótesis necesitase algún argumento más, Yo La Tengo invitó a Fito Reynals, violinista de los teloneros El Principe Idiota, a tocar con ellos el cover de Sun Ra ‘Dreaming’. Y acá no hubo preparación previa del tema ni nada; lo invitaron a improvisar. Tal es así que, al terminar el tema y cuando Fito se despedía, le dijeron que se quedara, situación que se repitió al final de su segundo tema en el escenario. Fueron tres canciones con el aporte del músico argentino, que les sumó una faceta de droning a las coloridas atmósferas de los de Hoboken. Sí, Yo La Tengo siempre tiene espacio para la improvisación y la colaboración. Otro puntito a favor de la teoría de la banda indie perfecta.

Tras despedirse del público, un largo y apasionado “Ooooooh, Yo La Tengoooo, es un sentimientoooo, no puedo paraaaaar” los trajo de vuelta para interpretar el clásico ‘You Can Have It All’ de George McCrae y cerrar el show de la mejor manera, con la gente coreando la letra suavecito para no tapar la voz de Georgia que sonreía por ese gesto sutil y espontáneo.

No sé si mis argumentos fueron convincentes, pero a mí me cuesta verlo de otra manera: Yo La Tengo es la banda indie perfecta. Por su inmenso repertorio, que se expande a través de cuatro décadas, por la gran simetría en el aporte y el peso de cada uno de sus integrantes y, principalmente, por su frescura, que les permite seguir siendo relevantes sin renunciar a la libertad de hacer siempre lo que sienten. No sé si eso los hace la banda perfecta, pero definitivamente los hace la banda de la que a muchos nos hubiese gustado formar parte.

Yo La Tengo se presenta hoy, domingo 2 de noviembre, en el Music Wins Festival, a las 17 horas en el escenario Music. Conseguí tus entradas acá.

SEGUINOS

TAMBIÉN PUEDE INTERESARTE