TRUENO X RED BULL SYMPHONIC: PATRIA Y SINFONÍA

Trueno unió la pasión y la elegancia con un show orquestal lleno de identidad

El Teatro Coliseo fue testigo de una noche histórica: Red Bull Symphonic llegó al país para fusionar lo mejor del rap/hip hop argentino con la potencia de una orquesta sinfónica completa. El artista elegido para esta primera edición fue Trueno, quien transformó un escenario tradicionalmente clásico en un templo del hip hop y la argentinidad.

El show comenzó con una imponente versión de  ‘Rain III’, canción que abrió el espectáculo y marcó el pulso de una velada donde la fuerza e improvisación del rap dialogaron con la elegancia de los instrumentos propios de la música clásica. El repertorio atravesó toda la carrera de Trueno, repasando canciones de sus tres discos: Atrevido (2020), Bien o Mal (2022) y El Último Baile (2024). Así, cada etapa de su obra encontró una nueva vida bajo el acompañamiento de la orquesta, en un recorrido que evidenció su evolución artística y la solidez de su identidad musical.

Trueno no estuvo solo en el escenario, sino que en ocasiones se sumaron algunos colegas para rapear junto a él. Sin embargo los momentos que más emocionaron al público fueron la colaboración de Milo J en ‘Tierra Zanta’ -cantante con el que tienen una química imbatible-, y luego junto al músico Rodolfo Mederos, quien acompañó con el acordeón la interpretación de  ‘Argentina’ 

El artista le agradeció al público su fervor, reforzando la idea de que el argentino es “el mejor del mundo”. Por momentos, la energía en la sala se sentía como si se tratara de un estadio, pero con la acústica impecable de un teatro histórico.

La puesta en escena también aportó detalles curiosos y llenos de identidad. Todos los músicos de la orquesta, junto con Trueno, vistieron de negro. Sin embargo, hubo un contraste que no pasó desapercibido: las zapatillas blancas. Ese detalle, que replica el sello personal del rapero, funcionó como símbolo de unidad estética donde el estilo urbano mantuvo la esencia. 

A lo largo de la noche, desfilaron guitarras eléctricas, secciones de viento imponentes y percusiones que parecían competir con el flow del artista. Todo bajo un mismo espíritu: demostrar que la música no tiene límites, que las fronteras entre géneros pueden borrarse cuando hay pasión, talento y una producción a la altura.

El Red Bull Symphonic con Trueno fue mucho más que un concierto: fue una declaración de principios. Una invitación a entender que la música popular argentina sigue reinventándose, tendiendo puentes entre generaciones y estilos. Y, sobre todo, fue una celebración de barrio, identidad y futuro en el corazón de Buenos Aires. Sin dudas una noche histórica para la escena de la música urbana argentina. 

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