Fotos pot @fpancaldi
En una noche que amagaba una tormenta intensa, Trueno coronó el cierre de El Último Baile, su aclamado álbum de 2024, con un show inolvidable en el Estadio Ferrocarril Oeste. Desde el primer tema dejó claro que sería una noche intensa: abrió el concierto con su BZRP Music Session, encendiendo al público y marcando el pulso de una noche que mezcló rap, identidad y memoria musical argentina.

A lo largo del recital, Trueno casi nunca estuvo solo. Junto a él, tenía a sus dos cómplices para mantener el flow en todo momento. Uno de ellos, nada menos que su papá, aportó un condimento emocional que los fans no pasaron por alto. La propuesta musical incluyó banda en vivo con guitarra, bajo, vientos, percusión y un sólido grupo de coristas que ampliaron el sonido del show. Este armado permitió que cada canción cobrara nueva potencia, desde los últimos lanzamientos hasta los que marcaron su ascenso. Trueno no dejó afuera clásicos como ‘Mamichula’ u ‘O bien o mal’. También sorprendió cantando “The Manifesto”, su colaboración con Gorillaz.

La lista de invitados elevó aún más la épica de la noche. Milo J, subió al escenario para interpretar por primera vez en vivo ‘Gil’, la colaboración que comparte con Trueno. Pero la mayor sorpresa llegó más tarde, cuando el rapero invitó a dos íconos de la música argentina: David Lebón y Pedro Aznar. Juntos interpretaron ‘No llores por mí, Argentina’, en un cruce generacional que dejó al estadio emocionado y arengando para el último bloque del show.

Antes de ese momento, Trueno había improvisado un freestyle apoyándose en una base que remixaba ‘Hablando a tu corazón’, el clásico de Charly García y Pedro Aznar. Ese gesto resumió la esencia del show. Trueno siempre conectó con sus raíces, enseñándole a su público, mayormente compuesto por generaciones jóvenes, la historia de la música nacional y la importancia de los grandes músicos que tenemos en el país.
El Último Baile (2024) tuvo un cierre épico. La noche nos dejó con ganas de más y principalmente de nueva música.
