Fotos por Martina Madia / @martinamadia__
El día que empezó a circular en redes sociales la imagen que anunciaba el show de Temporada de Tormentas, volaron mensajes de acá para allá. Amigos que se avisaban unos a otros, no sea cosa que alguien se perdiese este ¿regreso? que, a la vez, se sentía como una oportunidad única. Es que con 6 años de inactividad encima y con muchos de sus músicos comprometidos en otros proyectos, el hiato indefinido de los haedenses ya empezaba a tener para algunos olorcito a definitivo.
Esa misma expectativa se vivió ayer en la puerta de Niceto, donde grandes grupos de amigos hacían la previa tomando unas cervecitas y fantaseando con el show que estaban a punto de compartir. ¿Qué significaba esta presentación sorpresiva de TDT? Si bien la excusa era el décimo aniversario de La Primera Exploración (2015), todos soñábamos con algo más y a forma de mantra repetíamos: “Ojalá no sea la única vez que toquen”.
Toda esa masa de recitaleros fue tomando sus lugares dentro del venue hasta casi colmar su capacidad. Pista y primer piso de Niceto aguardaron hasta pasadas las 21:30 cuando el telón se descubrió para dejar a la vista la proyección de la cuenta regresiva en un reloj digital que, obviamente, instigó a que el público gritara cada número que aparecía en pantalla con creciente anticipación. Al llegar el 0, las visuales cambiaron a un paisaje espacial colorido sobre el que un hombre canoso y de bléiser nos habló del espacio, el tiempo y de un grupo “...que estuvo estudiando la materia y los agujeros negros en la base secreta de Morón sur…”: Temporada de Tormentas.
‘Alarma de Oxígeno’ fue lo primero que sonó, un tema que funcionó como apertura del disco homenajeado y que aporta la misma sensibilidad atmosférica para iniciar el show. TDT puede considerarse una banda casi instrumental, con solo algunos esporádicos arrebatos verbales, en los que la poética revolotea entre la ciencia ficción y una realidad cercana. La Primera Exploración narra una aventura llena de imprevistos bienvenidos y una despedida que nunca termina de suceder. Ver a la banda en vivo después de 6 años es volver a recorrer ese paisaje sonoro, como visitar un lugar al que uno iba seguido y sentir por un momento que nada cambió, que todo está en su lugar.
El recurso del reducido uso de la voz y su estratégicamente elegida ubicación en los temas hace que, cuando finalmente llega, todo el mundo cante. Aprender las letras solo requiere haber escuchado los temas un par de veces, y eso hace que el viaje que propone el grupo sea uno al que es fácil sumarse. En el show se notaba que había una porción del público que asistía a su primer concierto de Temporada de Tormentas, y sin embargo cantaban a la par de los experimentados viajeros que los rodeaban.
El tiempo solo hizo que la banda crezca. Sin difusión, sin temas nuevos. El boca en boca y la fuerza de atracción generada por las agrupaciones satélites del grupo. Porque el tiempo pasó, pero también pasaron otras cosas. Del ocaso de TDT vino el amanecer de bandas como Nadar de Noche, Fin del Mundo, Vs. Meteoro y Dolores Prats. Proyectos donde los músicos de Temporada… llevaron un poco de su épica y le dieron alcance a una nueva oleada de fans.
Un temporal de temazos, gente cantando a los gritos, armando ollas y haciendo crowdsurfing. La noche fue perfecta. Incluso el descanso antes del sprint final de canciones, con ‘Can't Help Falling In Love’ de Elvis Presley sonando sobre imágenes de los propulsores de un transbordador despegando resultó una buena excusa para seguir sonriendo y divagando entre pensamientos.
La banda sonó ajustada como siempre. Fue como abrir una cápsula de tiempo. Todos esos arreglos y detallitos que uno escuchó en las grabaciones una y mil veces durante su ausencia estaban ahí, sonando exactamente cuando tenían que hacerlo. El público los estaba esperando y los cantaba como si fuesen letra. Qué emoción cuando pasa eso. Te sorprende hasta cuando sabés que va a pasar.
Me llevo mil imágenes en la cabeza. No solo de los músicos. Me llevo momentos del público disfrutando cada segundo del show, pequeñas sonrisas mientras cantan al unísono, o cuando en un segundo se construyen refugios de brazos y espaldas en medio de la pista para cuidar a alguien que se cayó haciendo pogo. Todas esas cosas hacen que ver música en vivo sea tan hermoso, y que cuando una banda como Temporada de Tormentas no toque por un tiempo, se la extrañe tanto.