Fotos por Nicolás Di Chiara / @bynicodichiara
Un instante. Así se llama el último disco de Louta y así se sintió su presentación en el Teatro Vorterix: como un paréntesis, una pausa. Un momento en el que nada, ni nadie, importaba más que nosotros.
Louta pasó los últimos cinco años armando la escalera que lo trajo a este momento. Desde 2030 (2020) hubieron singles, shows, festivales. Pero nada tan sólido y contundente como este último álbum. Es la madurez hecha carne, la sensación cálida de que la vida pasó, todos crecimos y las canciones no siempre alcanzan. Pero al menos nos hacen pasar un buen rato.
“Estoy feliz de que me acompañen. La razón de que este show exista y se esté haciendo es cada uno de ustedes. Y sobre todo lo que pasa adentro de cada uno de ustedes. Así que, que explote ese planeta que tienen adentro”, afirmó Louta unos minutos antes de que comience el show. Agradecimientos que, por lo general, los artistas dan al final del espectáculo. En ese gesto tan simple, casi fortuito, algo se modificó. Hubo una especie de desdoblamiento: hay un Louta agradeciendo, siendo humano, siendo normal. Parecido a nosotros. Pero también está el otro, el que está sobre el escenario, el que es diferente. El pasaje entre ambos se evidenció, porque todo sucedió ahí arriba, con unos pocos segundos de diferencia.
El show se mantuvo solido durante casi dos horas. El setlist incluyó, por supuesto, canciones de Un Instante (2025). Pero también las clásicas, como ‘Ayer te Vi’, en el que invitó a cantar a Zoe Gotusso.
La poesía se mantiene, como un ancla en medio del caos.
El ideal clasificatorio hoy en día solo es posible en el rock. Hay raperos que rockean, artistas pop que toman ritmos folclóricos, artistas folclóricos que no le temen a la distorsión. En la obra de Louta hay tensiones constantes, hay movimientos imposibles de clasificar. El cae en esos bordes, en esos contrastes. En ese lugar en el que el rock ya no es suficiente, aunque nunca lo soltemos. ¿Qué hacer cuando ya nada de eso alcanza? Hacer una canción en un idioma inventado (‘Tau Tau’), tener un grupo de bailarines en modo ritual constante y guiarlos como si fueras un chamán, diferenciar las canciones entre sí usando sonidos guturales, gritos. Provocar incomodidad, provocar felicidad y luego volver a incomodar.
Se retoman elementos que siempre estuvieron ahí. La poesía se mantiene, como un ancla en medio del caos. “Tu demonio te está mimando”, canta en ‘La Forma de tus Huesos’. “Solamente quiero que te acuerdes para siempre que el color del miedo casi siempre es transparente”, en ‘Ballena’. “Quiero que inventes palabras, las muestres abiertas. Que crezcan de a poco y empiecen a hablar”, en ‘Abrir tu Corazón’. Habla del amor, de la soledad. Del caos y el orden. De la risa y de la manera en la que no lloramos por alguien, si no por una pequeña “basurita” que nos entró en los ojos.
Sin olvidarnos en ningún momento de que es un artista profundamente político. Tal como no explica sus otras canciones, tampoco es necesario que explique estas: las que buscan romper el status, iluminarlo. Mostrar sus costuras abiertas y ver qué hacemos con los huecos. “Si los que venden las balas están buscando otra fama”, canta en ‘LO MEJOR DE LO MEJOR’. “Soñé con gente dorada, eran de un libro de fotos que me mostrabas y hablabas que eso era la realidad. Mírame ahora y mis ganas de ver la gente dorada, llenando todas las calles, saliendo del alquitrán”, continúa. Pero ya lo había dicho en 2019, en su primer disco: “'Tán vendiendo el cielo, Tán vendiendo el cielo”, canta en ‘Todos con el Celu’.
Nos enfrentamos nuevamente a la pregunta del inicio: qué hacer con todo esto. Si antes la música no alcanzaba, no daba respuestas. Si el rock por sí solo ya no sirve. Si nada sobra, si todo lo que tenemos nos falta. Pero entonces llega Louta con un pastiche de cosas que armó. Con un montón de información acumulada en bloques que cobran sentido si los mirás de lejos. Con un sonido que incomoda y encandila. Un sonido que encanta, que enamora.
Louta, sin saberlo, respondió este interrogante. “En este momento, en este instante, nos toca coincidir a todos acá. En la película de nuestra vida. Así que gracias”, dijo sonriendo mientras se despedía del público. Hoy tenemos esto: un grupo de canciones y de experiencias que ya se volvieron recuerdo. Y, por ahora, alcanza.