LOS PIOJOS CORONARON UN NUEVO QUILMES ROCK

Pese al recambio de sus miembros, la banda de La Plata aún mantiene su esencia

Fotos por @acorazonada

Después de dos fines de semana en los que los mejores artistas de la escena local (y vecina) desfilaron por los escenarios del predio de Tecnópolis, Los Piojos se adueñaron de la noche del domingo para dar cierre a la reciente edición del Quilmes Rock. Tras dos meses sin tocar en vivo, se despacharon con un show que por escasos minutos no llegó a las tres horas.

Ya desde lejos se ve que volvieron Los Piojos. Como siempre, con Ciro Martínez al frente. Enfundado en un sobretodo rojo y maracas en mano, acaparando la atención de todo el público. Rodeado de una banda que destila pasión de manera sincera sin perder nunca el profesionalismo alcanzado con el paso del tiempo.

Como lo ha sido durante años, Piti Fernández sigue siendo el complemento ideal para la performance, por momentos sobreactuada, de Ciro. Siempre con su actitud desfachatada de guitarrista y la sutileza de sus arreglos. Un vínculo que quedó en evidencia cuando en un fraternal abrazo y entre risas cantaron juntos algunas líneas de ‘Vine hasta aquí’, del album Verde Paisaje del Infierno (1997), cuya paleta de colores acompañó todo el segmento que además contó con el protagonismo de Roger Cardero. Su batería sostuvo el ritmo en canciones como ‘Civilización’ o ‘Entrando en tu ciudad’, esta última en la voz de Fernández y con la participación de Rodrigo Pérez, guitarrista de Los Persas, la otra banda que acompaña a Ciro Martínez.

“Si no existe la memoria, todo lo nuestro es suicida” fue la frase final de un sencillo pero emotivo video a modo de repaso de la extensa trayectoria de la banda. El mismo fue acompañado por una dulce versión instrumental de ‘Ruleta’ a cargo del tecladista Chucky de Ípola, quién pese a haberse sumado mucho después de su fundación, es claramente una pieza fundamental en Los Piojos. El video, además, sirvió como introducción al recuerdo del siempre presente Gustavo Kupinsky, el histórico guitarrista que falleció en un trágico accidente muchos años antes que Los Piojos pensaran en volver a juntarse. Fue ‘Sudestada’, canción compuesta por él la que dió cierre al segmento de tintes verdes. Su voz pregrabada se amalgamó perfectamente a la banda en vivo para que quede claro que sin importar el plano, Gustavo nunca dejará de ser uno de Los Piojos.

La salida de Cardero en la batería y el ingreso en su lugar de Daniel Buira evidenciaron el cambio de era en el set, reforzado con cambios de vestuario y una predominancia del color rojo en la iluminación. ‘Te diría’, ‘Ay, ay, ay’ y ‘Ando ganas’ marcaron el camino para dar paso a uno de los momentos en los que el público fue más protagonista, cantándole al cielo cada frase de ‘Tan Solo’ solamente con el acompañamiento de la impregnada melodía de bajo a cargo de Luli Bass

Luli se sumó a esta reunión para aportar frescura y una imponente cuota de sensualidad para hipnotizar a todos por igual. Se mueve por el escenario con la soltura de alguien que integró la banda desde sus comienzos, tarea difícil a la hora de reemplazar en el puesto a Micky Rodríguez, pieza fundamental para la construcción de la banda. Pero ella, además, tiene una visión distinta por haber sido una seguidora fiel del grupo. Tal vez por eso pudo aprender en días más de setenta temas de cara a la esperada vuelta. 

‘Pistolas’ sentenció el tramo dedicado principalmente al álbum Ay, Ay, Ay (1994) con una versión en la que se destacó la guitarra de Juan Manuel Gigena Ábalos, que llegó desde Los Persas para convertirse gradualmente en uno de Los Piojos con su impecable técnica y buen gusto para los fraseos, aportando su toque personal pero sin salirse nunca de la identidad original.

Después de que Ciro anunciara en reiteradas veces que el show llegaba a su fin, la banda regresó a escena tras un breve descanso para finalizar la noche con un segmento plagado de éxitos. Sonaron ‘Bicho de ciudad’, ‘Muévelo’ y ‘Maradó’, que Ciro presentó asegurando que “Si los jugadores de fútbol fueran pintores, de los diez mejores cuadros de la historia, nueve los pintó Messi. Y el mejor lo pintó El Diego”

Tras introducir a los músicos y de que llegue el merecidísimo aplauso para los restantes miembros (el percusionista Facundo Farías Gómez, el tecladista Juan Emilio Cucchiarelli y la implacable sección de vientos) llegó el que tal vez haya sido el mayor pico de intensidad del Quilmes Rock. Sonó ‘El farolito’, pieza fundamental del disco 3er Arco (1996), y todos fuimos conscientes de que la fiesta empezaba a terminarse. 

‘Cruel’ e ‘Y quemas’ fueron los últimos temas formales de la lista y la banda dejó el escenario después de recibir el caluroso aplauso de un público devoto que acompañó desde la primera nota hasta la última. Recién pasados unos minutos y cuando la gente comenzaba a retirarse, Ciro salió a escena armónica en mano para cerrar la velada tocando el Himno y concluir así este ritual ceremonial.

Personalmente, yo nunca había visto ninguna de sus versiones previas, pero siento que la presentación que puso punto final al Quilmes Rock fue exactamente lo que esperaba. Tal vez, hasta un poco más. Seguramente Los Piojos en sus comienzos hayan sonado muy distinto a su formato 2025. Pero yo siento que el fin de semana pasado sin dudas ví a Los Piojos.

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