GUNS N' ROSES: MIENTRAS MI GUITARRA LLORA DULCEMENTE

Es solo rock n roll, pero nos encanta

Because what you want ‘n and what you get are two completely different things es el nombre de la gira con la que actualmente se presentan los Guns N’ Roses. Esta frase, que de tan extensa podría ser pasada por alto, ya sienta un precedente que no solo está en el inconsciente de los fanáticos, sino de la banda: ya no son los mismos que brillaban en los ‘90.  Sin embargo, siguen convocando y por eso Buenos Aires es la única paradise city del tour que repite: la misa es doble en el Estadio Huracán.

Desde el minuto uno, Slash acaparó la atención de todos los flashes y los celulares levantados. Muchos pagaron la entrada solo para verlo a él. No es para menos: es un dios. Un auténtico guitar hero. Donde algunos ven interminables solos de guitarra o recursos atípicos como el talk-box, los fanáticos ven cómo Saul hace magia con los dedos. Él es la razón por la que muchos chicos decidieron aprender a tocar el instrumento de seis cuerdas. El hombre de 60 años supo brillar de principio a fin, al igual que el tercer miembro fundador presente, el bajista Duff McKagan.

Hablemos de los covers, que fueron cinco en su set de 27 canciones. Mientras que ‘Wichita Lineman’, ‘Human Being’ y la interpretación de ‘Sabbath Bloody Sabbath’ (en honor a Ozzy Osbourne) no parecieron generar mucho en el público; ‘Live and Let Die’ supone una épica que para muchos supera a la original de Paul McCartney & Wings. En ‘Knockin on Heaven’s Door’, Slash le cedió el protagonismo al otro gran guitarrista en el escenario, Richard Fortus, que toca con los Guns desde 2002. En este momento, si cerraban los ojos, los fanáticos más veteranos que los vieron en River en 1992 podían volver a aquella época dorada

No obstante, el elefante en la habitación: Axl Rose ya no tiene la misma voz que en los ‘90. Es obvio, es natural. Pero si de algo tuviera que redimirse, lo hizo en ‘Don’t Cry’ y en ‘November Rain’. A diferencia de los temas anteriores, Dizzy Reed cedió su lugar al piano a Axl para que interpretara ese gran éxito de Use Your Illusion (1991) mientras las lágrimas de los presentes caían de a montones. Ese mismo efecto se produjo con ‘Estranged’ y ‘Civil War’. La gente coreaba su nombre y, aunque a veces parecía que no entendía lo que decíamos, en ese momento algo quedó muy claro: estábamos contentos de que estuvieran de vuelta de gira.

La guitarra de Slash llora, y cada solo afecta el sistema nervioso de cualquiera que la escuche. ¿Llora porque ya no son “la banda más peligrosa”? ¿Llora porque extraña? No lo sabemos. Pero es lindo llorar. Y más si es con November Rain de fondo. Aunque no sea noviembre. 

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