Fotos por Emi Castro / @mecp.h
Las lágrimas producto de la emoción una vez terminado el merecido homenaje a Serú Girán se secaron casi de inmediato cuando el escenario conjunto comenzó a vibrar con la irrupción de Los Fabulosos Cadillacs. Comenzando con la instrumental ‘intro SRF Astral’ que suele abrir los shows de la banda daba claras señales de que la noche emprendería un camino funky ska sin retorno.
Desde el primer compás los músicos se mostraron tan afilados como certeros y mientras el percusivo slap de Flavio Cianciarulo en su bajo eléctrico lideraba la marcha dieron inicio a ‘Mi novia se cayó en un pozo ciego’, una canción que está próxima a cumplir cuarenta años pero que sigue haciendo cantar a jóvenes, adultos y ancianos por igual. Danzantes cabezas blancas por las canas así lo evidenciaban. La irrupción de la inconfundible voz de Vicentico terminó de pintar la escena por completo.
El infalible arreglo de vientos delató el siguiente tema: ‘Manuel Santillán, El León’, inoxidable clásico de comienzos de los ‘90. Le siguieron ‘Demasiada Presión’, una versión combinada de ‘El Genio del Dub’ con ‘Radio Kriminal’ y la ecléctica ‘Piazzolla’, canción que forma parte del álbum Fabulosos Calavera (1997).
Después, el más crudo ska de ‘Quinto Centenario’ puso a todo el mundo a saltar y, para entonces, quien no se haya puesto a bailar deberá ir a hablarlo en terapia. Era imposible resistirse al ritmo frenético y contagioso de estos músicos tan festivos como profesionales. Y quien no haya coreado ‘Vasos Vacíos’ inmediatamente después será incapaz de justificar su presencia en el festival.
Una pausa y un respiro le permitieron a Sr. Flavio pasar del bajo eléctrico al contrabajo mientras Vicentico jugaba con los efectos de un modulador de voz. La tenue iluminación en tono azul acompañó la calma durante ‘Los Condenaditos’, que incluyó fragmentos de ‘Averno, el fantasma’ y ‘El muerto’. La procesión funeraria ganó fuerza cuando a Los Cadillacs se les sumó el ensamble percusivo de La Bomba de Tiempo.
Y la fiesta fue completa cuando, después de agradecer los aplausos de un público entregado, VIcentico presentó a “un gran amigo, su majestad, el rey, Pablo Lescano”. El líder de Damas Gratis subió con su característico keytar blanco para hacer que un campo repleto tire sus mejores pasos durante ‘Padre Nuestro’, y algún fragmento de su propia canción ‘Perrito malvado’.
El baile dió lugar a uno de los momentos más emotivos de todo el fin de semana cuando Flavio se colgó una guitarra acústica y sonaron los primeros acordes de ‘Vos Sabés’, esa oda a la paternidad que surgió con el nacimiento de su hijo, Astor. Y las familias no solo estaban presentes en la letra de la canción sino también sobre el escenario. Astor Cianciarulo hace tiempo que es el percusionista de la banda y Florian, el hijo de Vicentico, es el guitarrista a su derecha. Un coro de hijos y nietos invadió el escenario mientras un emocionado Sr. Flavio compartía el micrófono con su hija y Vicentico no pudo evitar soltar una risa tierna cuando observó al bajista recorriendo el escenario con sus nietos en brazos. Sin duda, Los Fabulosos Cadillacs son una gran familia. Abajo, muchas otras familias cantaban también, padres e hijos, todos en conjunto.
La lista de invitados se extendió cuando Santiago Motorizado se sumó a la banda para cantar ‘Nro 2 en tu lista’. Le siguieron ‘Saco azul’ y una dulce versión de ‘Siguiendo la luna’. El fragmento calmo del show llegó a su fin cuando pasada la hora de set comenzó ‘Mal Bicho’ y las luces tiñeron el escenario de rojo como la sangre misma. El regreso de La Bomba de Tiempo al escenario y una larga introducción que fue ganando intensidad sólo podían adelantar el que sería el siguiente tema: ‘Matador’. Uno de los hits más representativos de los años ‘90 en la Argentina cumplió el año anterior treinta años pero su mensaje e impronta se mantienen tan vigentes como entonces.
El paso del gran hit presagiaba el inminente final del show. ‘El satánico Dr. Cadillac’ elevó al cielo el grito de un público que no estaba dispuesto a dejarlos ir: “¡Los Cadillacs tocando para vos! ¡Los Cadillacs tocando para vos!” Bastón en mano y apoyado en él Vicentico entonó algunas de las últimas líneas de la noche antes de que Sr. Flavio tomase el escenario por asalto con su máscara roja de luchador libre mexicano para cantar la última canción de la noche: ‘Yo no me sentaría en tu mesa’ para cerrar la noche con esa melodía que hace años representa la resistencia de una audiencia a abandonar el recinto una vez terminado un evento.
Los Fabulosos Cadillacs son una familia, son una fiesta, son el mensaje y son la denuncia. El espectro completo para una banda que, a cuatro décadas de su fundación, sigue generando en nuevas generaciones el mismo espíritu combativo que implantó en todos esos padres, madres, abuelos que se acercaron para compartir con sus hijos el show de una de las bandas más emblemáticas de nuestra música argentina.