Fotos por @acorazonada
El cielo sobre el predio de Tecnópolis pareció nublarse justo a tiempo, casi sincronizadamente con el inicio del show de El Mató A Un Policía Motorizado. El grupo liderado por Santiago Motorizado dió el puntapié inicial con una arrolladora versión de ‘Sábado’ que seteó el mood para el resto del show. Le siguieron ‘Un segundo plan’ y ‘Diamante roto’, a las que el público reaccionó con la pasión que los caracteriza.
Ya desde entonces, Santi alimentó el fuerte vínculo entre la banda y un público que los va a bancar en todas siempre con toda la entrega. “Muchas gracias, amigos y amigas, muchas gracias”, les retribuye el cantante y bajista, luciendo una remera negra con un collage de fotos de Gabriel Batistuta, el recordado delantero pelilargo de la Selección Argentina.
‘La noche eterna’ bajó un poco los decibeles y el tempo del show que de pronto se convirtió en un viaje introspectivo bajo ese halo de misterio cinematográfico. Una canción que evidencia el buen manejo de las dinámicas entre secciones. Y fue desde la intensidad de la batería de Doctora Muerte Ruíz Díaz que se montó ‘Terrorismo en la Copa del Mundo’, que contó con la presencia de la cantante Nina Suárez, quién ya se había presentado en el festival junto a su propia banda el día anterior.
“Esta va dedicada a todos ustedes”, anunció Santi Motorizado antes de ‘El Tesoro’, con un estribillo que sacó lo más sincero de su voz mientras que la distorsión en la guitarra de Pantro Sánchez Viamonte aportó la cuota justa de necesaria tensión. En justo contraste, fue la guitarra slide de Niño Elefante Monsalvo la que llevó adelante ‘Medalla de oro’ y fueron la experimentación sonora de Chatrán Chatrán Spasoff la que la llevó a su fin.
Lentamente, el show comenzó a encarar el tramo final con el pogo de ‘Yoni B’ que desató el aliento desenfrenado del público como si de un estadio de fútbol se tratase: “Ohhh, vamos Él Mató…”.
“Espero la hayan pasado bien, nos vemos la próxima” fue la despedida antes de que la banda emprendiera ‘Mi próximo movimiento’ la última canción de un show que cumplió con las altas expectativas y que dejó a todos deseosos de otras canciones como bien indicó el tradicional cantito de “una más y no jodemos más”, señal de inocente reclamo.
Fue un show humilde y sencillo, sin visuales imponentes ni juegos de luces frenéticos como muchas otras de las propuestas que desfilaron durante el fin de semana. Una presentación genuina que se sostiene y defiende, principalmente, a partir del virtuosismo y versatilidad de los músicos. Hace tiempo que Él Mató se afianzó como uno de los pesos pesados de la escena contemporánea; sin embargo, quedó muy claro que la banda de La Plata sigue creciendo a pasos agigantados.