Máscaras agazapadas se iban acumulando en el escenario principal. Algunas con luces, algunas coloridas y otras más sobrias; todas esperando al cierre del primer día de la UMF, su rey enmascarado: Boris Brejcha.
Apenas quince minutos había que esperar entre Martin Garrix y el cierre, pero eso no impidió que un presentador subiera al escenario a arengar innecesariamente al público. Para un pueblo que esperó durante horas a Charly Garcia sin saber si iba a presentarse o no, que hasta hace poco soportó lluvias intensas para verlo a Hernán Cattaneo; un cuarto de hora no significa nada, solo un intento de traer un modismo norteamericano que no funciona en estas latitudes como tampoco lo hará el show de medio tiempo en el mundial 2026: la globalización no puede llegar a todos los rincones. Un solo dato curioso aportó aquel, era la primera vez en una Ultra que cerraba un DJ con un estilo tan alejado del EDM. Dato que muchos se perdieron ya que aprovechaban para escuchar música en su celular antes que al presentador.
Se hizo el silencio, se apagaron las luces, Boris salió con su máscara y un pulso simple que parecía hecho en un vacío desprovisto de frecuencias innecesarias, desnudo al oído: minimal techo absoluto. Desde ese instante se podía ver la expertice del alemán, no salió a comerse la cancha desde el minuto uno con fuegos artificiales de por medio como otros Djs, sino que fue atrayendo fieles de a poco, invitándolos a una experiencia distinta.
Los efectos se acumulaban en formas de capas sin miedo de volver al punto de origen o aún menos si era necesario, formándose una ecuación de expectativas al que siempre uno fallaba en encontrar la incógnita. Podía estar en el silencio, en ese regreso al inicio, en una nueva capa y las menos de las veces en alguna melodía vocal; ninguna hubiera sido incorrecta, sin embargo un solo camino era el elegido.
El minimal se vivía en la música, aunque también en un escenario desprovisto de visuales durante gran parte del show así como una tenue iluminación que invitaba a un momento a solas en silencio: casi no se escuchaban voces del público, cada uno viviendo su propio tipo de trance inducido por Boris.
Lejos de ser una lista de temas y canciones, el N° 1 del minimal techno, y probablemente de muchas categorías más, nos invitó a formar parte de un momento único en los intersticios de las melodías, entre esos golpes que lejos de ser solo una base sobre la cual construir, son la madre de toda la estructura.