Azul es Donde Siempre Estoy (2022) fue uno de los discos más esperados y celebrados del año pasado. La propuesta de Clara Cava es sólida, contundente y llena de matices. El rap y la poesía se fusionan con un sonido que va desde el extremo melancólico y nostálgico hasta al centro de la fiesta electrónica. Clara no le teme a estas combinaciones, sino todo lo contrario: las potencia.
La fusión es moneda corriente en su música y las letras cobran un protagonismo esencial. En el fondo se trata de eso: contar la propia historia a través de las canciones. Sus primeros recuerdos como letrista se remontan a sus años en la escuela primaria: “siempre me gustó componer, pero en ese momento no me sentía tan identificada con lo que estaba haciendo”, afirma. Uno de los momentos más importantes en la vida de cualquier artista es aquel en el que se da cuenta que aquello que creó (una canción, un poema, una pintura) está bueno. Salirse de la modestia o las inseguridades, poder mirarse a sí mismo desde el exterior y reconocer a la propia obra como algo digno de ser mostrado no sucede siempre. Los momentos en los que ocurre señalan el comienzo de un ciclo vital marcado por la creación artística. A Clara le pasó a los 19 años, cuando sus reflexiones escritas comenzaron a tomar un tono más personal. Al combinarlas con la guitarra el click fue automático. Empezó a sentirse orgullosa de lo que estaba creando, y con el orgullo viene el deseo de compartirlo.
Azul Es Dónde Siempre Estoy es un disco sobre el que podría escribir miles de páginas
Hace casi 100 años Virginia Wolf afirmaba que una mujer debe tener una habitación propia para escribir novelas. En un mundo sumamente diferente al nuestro, Wolf abogaba por la privacidad y la libertad que brinda tener un espacio, propio y privado, en el que desarrollar la actividad creativa. Es claro que los tiempos han cambiado y que hoy en día esa posibilidad es una realidad para muchas personas. Sin embargo, es imposible negar que en lo que respecta a la creación (de novelas o de canciones), tener o no tener una habitación propia pude ser un factor determinante. Desde que Clara se mudó a la casa en la que ahora vive y logró acondicionar el estudio es mucho más prolífica. “Me sirvió mucho tener este espacio, el estudio en mi casa. Tener un lugar fijo donde poder sentarme a flashear. Acá puedo bajar las ideas y concretarlas”, asegura. Esa libertad va de la mano con su propio proceso compositivo: prefiere juntarse con algún productor cuando la idea ya está bastante definida.
Azul Es Dónde Siempre Estoy es un disco sobre el que podría escribir miles de páginas. Ponerle una fecha de inicio a su creación es bastante complejo, ya que muchas de las canciones se rescataron de años anteriores. Esa expresión, “rescatar canciones”, es bastante acertada para describir el proceso creativo de Clara. En este punto es sumamente interesante entender que la relectura de la propia obra puede cambiar a lo largo de los años. Una letra puede estar anclada a un momento o experiencia muy específica y, años después, convertirse en algo totalmente diferente. “A veces siento que las canciones son premoniciones de cosas que en el momento quizás representaban algo concreto pero que empezaron a tener sentido mucho tiempo después. Lo mismo pasa con cualquier cosa que leas o consumas: significan cosas distintas en diferentes momentos, porque sos una persona diferente”, afirma.
La contraposición entre lo digital y lo análogico es una temática que atraviesa todo el disco
‘Te Pensé Un Montón’, ‘Me Pido Perdón’ y ‘Llamame Viniendo’ son tres de las canciones rescatadas. ‘Me Pido Perdón’ comenzó como un archivo de GarageBand, en 2016. Seis años después, con el disco ya en mente, Clara revisitó sus maquetas viejas y sintió la necesidad de sacarla y cerrar ese ciclo. El sentimiento que genera este tema es similar al cover de ‘La Pared’ que suele tocar en sus shows: es asfixiante, fatalista y sumamente necesario. Funciona como la vía de escape perfecta para cuando estás en una situación parecida. Permite sentirte acompañada sin que ese sentimiento se convierta en uno absoluto; como la diferencia entre el ser y el estar: estás triste, no sos triste. “Me copa hacer canciones con la libertad de saber que no definen mi estado de ánimo constante. Me daba vergüenza sacarla, dudé un montón. Sentía que era mucho. Cuando la saqué mucha gente me escribió agradeciendome, y creo que valió la pena”, confiesa.
Asegura que no se decanta por la ficción al momento de escribir: “en general son cosas bastante ciertas, cosas que me pasaron. A veces exagero, en el momento estoy sintiendo eso y después lo pienso dos minutos y me doy cuenta que no es para tanto. Llevarlo al extremo es parte de la catarsis: sabés que no es así, pero necesitas decirlo para después estar okey. No es mentira, pero es una parte de vos que está saliendo de un lugar que por ahí no conocés”.
La contraposición entre lo digital y lo análogico es una temática que atraviesa todo el disco, tanto en la estética como en el sonido. La tapa es un avatar de ella misma, y ese personaje aparece en casi todos los videos. En ‘Mi Mamá Llegó’ esa combinación se ejemplifica a la perfección: el avatar, que es y no es Clara, ve videos viejos (VHS rescatados por su hermano), de su infancia. Nuevamente, la niña en la pantalla es y no es Clara. La operación se revela compleja: dos versiones de una misma persona se enfrentan, sin ser del todo reales y actuales, pero siéndolo al mismo tiempo. Ambas están ahí, ambas existen, ambas se miran (nos miran) a través de las pantallas. El pasado y el futuro, lo analógico y lo digital, conviven de forma orgánica, en los videos y en nosotros. “Los dos mundos se retroalimentan. El avatar me sorprendía porque era muy realista, tenía poros e imperfecciones. Es loco pensar que cuando subís una foto a Instagram le ponés un filtro y parecés más avatar que mi avatar creado en 3D. Lo analógico tiende a volcarse a lo digital, con la edición, y lo digital quiere volcarse a lo analógico y ser lo más realista posible. Pasaba lo mismo con la producción del disco: había cosas super analógicas y otras que son súper producidas”, afirma.
Escuchar este disco en vivo es una experiencia increíble. Luego de una fecha de presentación en el Teatro Vorterix, Clara Cava tocará en el Cosquín Rock el 18 de febrero.
Hacé click acá para conocer la programación completa.