Hace ya casi un año, en noviembre 2017, Bejo, el rapero sensación nacido en las Islas Canarias que es fenómeno de internet, se presentó en Palermo Club ante una audiencia moderada en un plano todavía más terrenal si se quiere. La noche del pasado jueves 13 fue una apuesta duplicada, ante un Niceto Club casi al desborde, totalmente enloquecido. La noche, como evidencia del creciente momento que atraviesa la carrera de Bejo, tuvo dos teloneros de lujo: primero Ca7riel y después Coral Casino. Ambos a su manera se encargaron de entretener y poner en ambiente a quienes habían llegado más temprano mientras algunos todavía entraban e incluso sacaban entradas. Para las 22:00 ya ambos actos habían terminado y el lugar se encontraba lleno y muy agitado; mientras unos bailaban otros se buscaban un buen lugar o iban por una cerveza antes del arranque.
Pasadas las 22:30 salió DJ Pimp a terminar de alimentar la manija pasando un par de temas y jugando con el scratch, disciplina de la que también es campeón en competencias internacionales. Después de una ráfaga de temas subidores, apareció Bejo con sus característicos lentes, su collar, su peinado, con una canasta que le colgaba del brazo, de la cual sacaba muffins y demás dulces que revoleaba a la audiencia. El show de Bejo fue un colorido y agitado recorrido por sus temas anteriores, los de su más reciente disco, HipiHapa Vacilanduki (2017) y todos sus hits de este año. ‘8 misisipi’ sirvió para que la gente entre en confianza y que el canario vea el control que tendría sobre su público. Bejo es de esos artistas que pone la cara por su generación y va acorde a los tiempos que vivimos. No se toma todo tan en serio y quiere divertirse, sin muchas complicaciones, su rápida conexión con la audiencia tiene mucho de generacional, de valores y formas de ver el mundo que se tienen implícitas en el otro. Los colores y los visuales del show apoyaban todo lo que Bejo rimaba, para ‘Una papa pal kilo’ se empezaron a ver los inicios del agite venidero, y el rapero y Dj Pimp aprobaban desde el escenario, mientras desde la parte de arriba de Niceto el Duki miraba y sonreía.
La propuesta de Bejo va desde su música hasta su estética, sus letras son tan importantes como el característico collar de conchas o los espectaculares videoclips que acompañan sus canciones y le dan una identidad completa. En escena, las visuales, la participación de DJ Pimp, el revoleo de comida y demás, forma parte del imaginario que el rapero ha construido. Su logo, su peinado y su ropa son muestras de que Bejo es alguien que está poniendo sus propias reglas. O más bien, que está inventando su propio juego.
El show fue de menos a más y cuando empezaron las primeras barras de ‘Choriqueso’, la sonrisa cómplice de la audiencia delataba que sería uno de los mejores temas de la noche. En ‘modo piloto automático’, Bejo hipnotizaba a todos con cada verso, mientras la gente completaba cada línea, siempre con las manos en el aire. ‘‘Tranquilos que no va a sobrar nada aquí, y si sobra pues se lo guardan,” decía en respuesta a la insaciable audiencia que vitoreaba después de cada tema.
Casi a la mitad, una agitadisima versión de ‘Onomeatropella’ fue el disparador clave para que todos se terminen de encender. A continuación, un solo de scratch de Dj Pimp partió el show en dos y el resto sería a pura intensidad. En este último tramo del recital, la adrenalina sería la protagonista, con Bejito moviéndose de izquierda a derecha, sobre su propio eje y a lo largo del escenario. Los hits como ‘Perogrullo’, ‘Hasta abajo’, ‘Mango’ y otros fueron los que terminaron de consagrar al canario en su noche. Sobraba energía e intercambio de sensaciones entre un público entregado por completo y un artista que estaba marcando una generación frente a sus ojos.
Bejo en Niceto armó una fiesta dign de las seis de la tarde de un Lollapalooza antes de que empiecen los headliners. Estos artistas de primer nivel, y que están siendo referentes en otros lados y creando sus propios movimientos, son por los que vale apostar para que el público pueda disfrutar al máximo cuando pueden ir. Por eso también llama la atención las pocas (aproximadamente ochenta) personas que fueron a verlo en Colombia, donde incluso tuvo que cancelar su fecha en Medellín, para el nivel de recital que propone. Lo cierto es que Bejo trajo su show en versión 2.0, cuando está casi en la cima del mundo, pero con un largo camino por recorrer que nos permite soñar con una vuelta más temprano que tarde para volver a recordarnos que estamos viviendo en la era del Bejismo.
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