Existe una famosa expresión, “nadie es profeta en su tierra”, pero muchas veces aplica al tiempo más que al espacio. American Football fue una banda que existió muy brevemente en la década de los ‘90; tan solo dos años, alrededor de 40 conciertos y un disco. Para cuando esta había sido finalizado, la banda ya se había separado. 15 años después, se reunieron y pasaron de tocar para 100 personas a giras internacionales. Tras lanzar dos nuevos álbumes, estarán visitando por primera vez Argentina en noviembre. Hoy conversamos con Mike Kinsella, vocalista y guitarrista de esta legendaria banda del midwest emo.
¿Cómo se dio la reunión de American Football en el 2014?
Mike Kinsella: No salió de nosotros. Desde el sello discográfico [Polyvinyl] iban a reeditar el álbum y nos ofrecieron hacer un par de shows en Illinois y New York. Fue un gran timing, porque en ese entonces habíamos vuelto a estar en contacto [los integrantes], más que en toda la última década. En un principio simplemente estábamos curiosos por saber, ¿qué tan grande sería el lugar en una hipotética reunión? Finalmente puse como condición que mi primo Nate (Kinsella) toque el bajo y seamos un cuarteto, pero lo hicimos pensando que serían simplemente esos dos conciertos. No nos imaginamos la recepción de la gente, ni tampoco que saldría mil veces mejor que todos los conciertos que habíamos hecho antes.
¿Y cómo se fue dando la idea de grabar un nuevo disco?
MK: Nos cansamos de la nostalgia, así que dijimos “escribamos nuevas canciones”. Así se dio el segundo disco [American Football (2016)] y por eso comenzamos a tocar en más ciudades.
“Siempre sentí que mis bandas eran independientes. No sé si es la palabra indicada, pero casi como outsiders”
Me encanta que haya sido un proceso tan orgánico.
MK: Sí, creo que incluso estoy tocando las canciones en diferentes afinaciones. Me las tuve que aprender todas de nuevo, lo cual también fue divertido.
¿Por qué crees que duraron tan poco Cap’n Jazz, The One Up Downstairs y American Football? [Tres importantes bandas en las que tocó]
MK: Cap’n Jazz fueron cuatro años durante la escuela secundaria, pero cuando estábamos por hacer una gira, la banda se separó por problemas que atravesaba uno de los miembros. Era un ambiente poco sano e irrealista, yo comenzaba la universidad en otoño y todo terminó. En One Up Downstairs estaba junto a Steve Lamos, el baterista de American Football. Un día me llamaron por teléfono, contándome que hubo una pelea y terminaron a los puños. Fue una notificación de que la banda ya no existía. No me cansé de las bandas, pero sí tenía ganas de probar otras cosas.
¿Escuchaste los discos de Cap’n Jazz o American Football en los meses siguientes o años después de la separación?
MK: No lo creo. Cuando cuento estas cosas parece que todo fue muy natural, que uno estaba preparado para esto. En realidad, yo estaba muy entusiasmado en salir con Cap’n Jazz de gira; tenía 18 años y parecía lo mejor del mundo, y de un momento para el otro me lo arrebataron. Tenía los discos pero no me sentía como para escucharlos. Y con American Football, por algún motivo cortamos. En el momento no había nostalgia, estaba todo fresco. Simplemente quería alejarme de ahí.
¿Y en algún momento sentiste que la banda pertenecía a un movimiento? ¿O más bien como una búsqueda ajena al resto?
MK: Siempre sentí que mis bandas eran independientes. No sé si es la palabra indicada, pero casi como outsiders. Cuando estábamos con bandas del post rock o math rock, nosotros nos quedábamos al costado, como los raros y callados. Solíamos compartir fechas con grupos hardcore, y creo que nos sentíamos más cómodos con ellos, a pesar de que nuestra música no es nada hardcore. Pero sí tal vez compartimos la energía. De todos modos, nunca hemos sentido que pertenecemos a algo.
Similar a Blondie en CBGB’s, que a pesar de no ser punk musicalmente, pertenecían en espíritu.
MK: Claro, siempre fue en espíritu esa cosa hardcore, nunca lo fuimos en realidad y menos aún en estética. Estoy seguro de que Tim [Kinsella - su hermano y cantante de Cap’n Jazz] creía que estaba canalizando a Morrissey al cantar, pero no sonaba nada parecido. Simplemente éramos jóvenes y un poco ¿«anti»?.
¿Te percataste de cómo fue creciendo el fandom alrededor del disco? ¿O te diste cuenta 10 años después?
MK: Solamente cuando hicimos los shows nos dimos cuenta. Fue como “¿Realmente podríamos llenar este lugar?”. Fue muy sorprendente y nos cambió las vidas. Hasta ese entonces era otra de mis bandas que se separó y de la que estaba un poco avergonzado. Ahora es una banda que se separó, de la que estoy un poco avergonzado, pero que escuchó mucha gente.
¿Y qué te inspiró a abordar estructuras de tiempo atípicas en tu música?
MK: Creo que las cosas directas me aburren. Tengo una pésima memoria, tal vez una tarde me pregunto como era ‘The Boys are Back in Town’ [Thin Lizzy]. Es una canción super fácil, tres meses atrás la aprendí toda, pero ya me la olvidé. Me gusta, porque la aprendo de nuevo y me mantiene entretenido a la noche. Es satisfactorio y te lleva a querer hacer las cosas diferente. Pero no lo hago por virtuosismo o competencia, ni siquiera escuchó a las bandas math rock o post rock. Es algo natural, y el objetivo es hacerlo sutil; pero si es muy sutil la gente no se da cuenta, así que hay que encontrar el equilibrio.
American Football se estará presentando el lunes 20 de noviembre en el C Complejo Art Media. La primera presentación en Buenos Aires de una de las bandas más particulares de las últimas décadas. Podes conseguir tus entradas a través de Passline.