Luego del rotundo éxito obtenido con When We All Fall Asleep, Where Do We Go? (2019), Billie Eilish vuelve al ruedo más fuerte que nunca. Happier than Ever, su último álbum de estudio, sienta las bases de la nueva era de la artista. Enteramente producido por ella y su hermano Finneas, el disco no decepcionará a las audiencias. Con un arte de tapa claramente influenciado por el LP Lonely Girl (1956) de Julie London y una estética totalmente diferente a sus trabajos anteriores, Eilish no ha perdido la esencia que la caracteriza: las influencias de electro pop, las canciones melancólicas, las líneas del bajo bien marcadas y las líricas oscuras siguen estando presentes. Sin embargo, y a diferencia de casi toda su discografía previa, un sentimiento de esperanza rodea el álbum. Y eso, para Billie, es totalmente novedoso.
El primer track es la puerta de entrada perfecta a este increíble universo: ‘Getting Older’ nos presenta a una joven completamente agobiada por la fama: “Hay muchas cosas por las que estoy agradecida. Pero es diferente cuando un extraño siempre está esperando en tu puerta. Lo cual es irónico, porque los extraños parecen quererme más que nadie”. El arco narrativo de esta canción evoca (y predice) el desarrollo lírico que tendrá el álbum en su totalidad: si bien la tristeza y el desamparo siguen estando presentes (“La semana pasada me di cuenta que anhelo compasión”), la protagonista logra sobreponerse a la situación (“Pero la semana que viene, espero estar en algún lugar riendo. Para cualquiera que pregunte, prometo estar bien”). El final es contundente: “Tuve algunos traumas, hice cosas que no quería. Tenía demasiado miedo de decirlo pero creo que ha llegado la hora”.
La fama y las presiones de la industria son dos de los grandes temas abordados en este LP. ‘Not my responsibility’ formó parte del interludio de sus shows durante su última gira mundial y terminó integrando este proyecto. Es un track angustiante: la música es estremecedora (recomiendo utilizar auriculares para obtener el efecto completo) y solo escuchamos la voz de Billie, algunas veces distorsionada. Habla sobre su imagen pública, los estándares de belleza y lo mucho que puede ser afectado un ser humano ante el constante escrutinio: “Entonces, siento sus miradas, su desaprobación o su suspiro de alivio. Si viviera teniéndolos en cuenta jamás podría moverme”. ‘OverHeated’ tiene el mismo concepto a nivel lírico (aunque es una canción mucho más movida), y los sonidos ayudan a crear una atmósfera desesperante.
Las alusiones al desamor y a las relaciones abusivas están extremadamente presentes en este disco. ‘Your Power’ es quizás el punto cúlmine de estas temáticas: “Intenta no abusar de tu poder. Sé que no elegimos cambiar. Puede que no quieras perder tu poder. Pero el poder no es dolor”. En un posteo de Instagram la artista afirmó que esta composición narra muchísimas situaciones que todos hemos presenciado o experimentado, y que espera que esto pueda generar algún tipo de cambio.
Sin embargo, también hay canciones alegres y divertidas: ‘Lost Cause’ podría ser considerada de desamor, pero el ritmo y el video (en el que se muestra a Billie y a sus amigas bailando y riendo) hacen que la letra tome un significado completamente diferente. ‘Therefore I Am’ causa el mismo efecto.
Tanto a nivel estético como sonoro esta propuesta difiere radicalmente de sus trabajos anteriores
‘Billie Bossa Nova’, ‘Oxytocin’ y ‘Halley’s Comet’ nos muestran a una Billie enamorada del amor. En esta última la artista canta: “Me han amado antes. Pero ahora mismo, en este momento, siento que estoy hecha para ti”. Este track, al igual que ‘my future’, es esperanzador y nostálgico a partes iguales.
Pero, sin lugar a dudas, el que más dará que hablar es el que comparte nombre con el álbum: ‘Happier than ever’. Se trata de un viaje visual y sonoro de los más increíbles que ha propuesto Eilish a lo largo de toda su carrera. Comienza tímidamente: una guitarra y un susurro de Billie que recuerdan mucho a ‘8’, de su disco anterior. El video acompaña el sentimiento que se propone a través de la música: la artista se encuentra sola, en lo que parece ser una cálida habitación de hotel, hablando por el teléfono. Sorpresivamente el escenario y el ritmo cambian, y Billie está nadando en una enorme y profunda extensión de agua. El video finaliza cuando ella logra salir a la superficie, y canta bajo la lluvia lo que perfectamente podría ser un hit de Avril Lavigne. Simplemente asombroso.
La evolución es evidente. Los hermanos O'Connell han potenciado sus capacidades, llevándolas a terrenos completamente arriesgados y regalándonos a los fanáticos uno de los mejores álbumes del año. Tanto a nivel estético como sonoro esta propuesta difiere radicalmente de sus trabajos anteriores, y seguramente cosechará numerosos premios en los próximos meses.