El Hipódromo de Palermo fue testigo de la mayor celebración del trap que se haya visto alguna vez en nuestro país. Lleno de talentos nacionales e internacionales en el escenario, y con veinte mil espectadores —entre los cuales se identificaba a algunos influencers—, el Buenos Aires Trap cumplió con las expectativas de ser uno de los eventos más calientes del 2019.
La tarde fue un desfile de todas las variaciones que el género puede entregar: la irreverencia explosiva de Ysy A, el estilo callejero y cuasi irónico de Malajunta Malandro y el tradicionalismo de Big Soto, quien aprovechó su show para pedir por la paz en su país natal Venezuela, no sin antes hacer que todo el público gritara al unísono: “Maduro, el coño de tu madre”.
Bajo una lluvia que arremetía sin tregua contra la audiencia que empezaba a desembolsar camperas y pilotos, Neo Pistea concretó su presentación. El joven miembro de Modo Diablo —grupo que conforma con Ysy A y Duki— desplegó una cantidad sorprendente de energía durante la modesta media hora que duró su show. Sus corridas por el escenario bajo la lluvia torrencial fueron el primer bocado de sensación épica que inundaría al festival durante toda la tarde noche.
Mientras el agua bajaba su intensidad a una leve llovizna que mantendría su intermitencia durante toda la noche, Lit Killah dio un show que hizo bailar al amplísimo rango etario de la concurrencia. No fue sorpresa ver a fanáticos de todas las edades cantar y saltar con canciones como ‘Bufón’, pues si alguna duda quedaba con el carácter popular del trap, este festival se encargó de disiparla.
La sorpresa de la tarde fue el corto pero eficiente show que realizó Dak1llah, quien no se encontraba originalmente en el lineup. Su ausencia en la grilla fue claramente desconcertante debido al éxito que viene teniendo la rapera.
Sin dar un segundo de respiro, la tercera presencia internacional de la grilla comenzó su espectáculo: Kidd Keo, adorado y antiguo artista español del género, salió a las tablas cubriendo su cara con un pasamontañas que contrastaba con la mochila que cargaba a sus espaldas al mejor estilo adolescente. El trapero no paró de agradecer al público argentino, asegurando que acá reside la mayor parte de su fanbase. Pasando por la calma melosa de ‘Miss U’ y la rebeldía de ‘Me La Suda’ —aprovechando esta última para pararse en la valla a cantar con el público, no sin antes pedir a la gente de seguridad que no lo sostengan con tanta fuerza para poder facilitar sus movimientos— el show del valenciano fue lo más cercano al estilo tradicional norteamericano dentro del festival.
Caída la noche, el argentino Ecko otorgó un espectáculo breve y directo. Repasando hits como ‘Dorado’, ‘Ice’ y ‘Piso’, el joven de diecinueve años demostró por qué es una de las apuestas más fuertes del género. Con su carisma y estilo potente, el joven autor de canciones como 'Modo Árabe’ —la cual utilizó para cerrar su show— deslumbró con su presentación.
Por su parte, Cazzu dio cátedra de cómo se debe animar a un público que se encontraba, quizás por timidez, un tanto apagado. “Miren que los chicos también pueden perrear, no tengan vergüenza. Es re antiguo tener vergüenza” dijo la artista, alentando a la audiencia masculina a desprenderse de sus prejuicios y ataduras corporales para poder bailar al ritmo de 'N.A.V.E.’ y 'Maldade$’. Una gran sorpresa fue la temprana presencia de Khea en el escenario, quien se subió junto con Ecko para una explosiva versión de 'Mi Cubana’. Para el final de su presentación, la jujeña ya había logrado su cometido: hacer bailar a toda la audiencia por igual.
“QUIERO QUE SEPAN QUE TODO ESTO ES GRACIAS A USTEDES. NO SE LO QUITEN DE LA CABEZA”.
Seguido de una breve presentación sorpresa de FMK y Kodigo realizando el tema ‘Ahora No’, y con las luces apagadas de manera anticlimática, Khea salió a realizar una presentación cuanto menos destacable. Con una humildad equiparable a su inmensa energía sobre el escenario, el joven de diesciocho años se tomó un momento para agradecerle a los presentes por ser el principal motor de toda la escena. “Quiero que sepan que todo esto es gracias a ustedes. No se lo quiten de la cabeza” dijo el trapero antes de finalizar su show con ‘B.U.H.O.’, una de las primeras canciones grabadas por él y su compañero Duki, quien apareció sorpresivamente en el escenario para cantar este tema.
Sin dudas, la apuesta nacional más fuerte del trap es Mauro Ezequiel Lombardo, alias Duki. Como un torbellino de irreverencia y energía visceral que lleva a la gente a saltar y agitarla como si no hubiera mañana, el argentino brindó uno de los shows más grandes de su corta carrera. ‘Rockstar’, ‘Si Te Sentís Sola’ y ‘Hello Cotto’ fueron algunos de los temas que el artistas realizó en solitario para prender fuego a la gente de la audiencia. Pero el plato fuerte de la presentación fueron los invitados que se subieron a hacer algunos de los más aclamados hits del género a nivel latinoamericano. Sea con C.R.O. acompañándolo en ‘Ella Es Una G’ o DrefQuilla segundeándolo en ‘Sin Culpa’, Duki sabe hacer que el escenario parezca chico ante su presencia, y que veinte mil personas se sientan como un público pequeño para su calibre.
Para el final de la presentación, la santísima trinidad de Modo Diablo pisó fuerte sobre las tablas para hacer ‘#Quavo’ y ‘Trap N’ Export’, dos canciones donde Duki, Neo e Ysy sacaron a relucir las más inmensas habilidades que poseen. Con un agradecimiento final, Mauro y sus Modo Diablo dieron por cerrado su espectáculo, y su celebración de todo lo logrado en un año de trabajo duro y mucho flow.
Pero aún quedaba la cereza del postre: Bad Bunny, quien supo ser el cierre perfecto para la más grande celebración de trap latinoamericano en el país. Con un show medianamente corto pero conciso, el puertorriqueño demostró saber a la perfección cómo meterse al público en el bolsillo —y obvio hacerlos bailar a todos durante su estadia ahi—. Si bien se pudo disfrutar de temas como ‘Quién Tu Eres’ y ‘Otra Noche En Miami’, durante todo el espectáculo la gente no paró de aclamar por ‘Loca’, canción que se esperaba que interprete junto a Duki, Cazzu y Khea. Pero los planes del conejo eran otros, y solo nos brindó una breve versión a cappella de la canción. Las palabras sobran a la hora de hablar de esta eminencia del trap latino, pues su nombre ya tiene el suficiente peso como para venir una vez al año y siempre agotar localidades.
Probablemente Bad Bunny volverá a pisar nuestro suelo dentro de poco tiempo, pero los augurios del futuro no lo tienen a él como protagonista, sino a toda la escena nacional que supo crecer con una velocidad increíble, y no hay techo que se atreva a frenarla.