En los últimos siete años, contra todos los pronósticos, una de las bandas más experimentales e inclasificables se hizo (relativamente) famosa. black midi (estilizado en minúsculas) fue uno de los grupos más importantes en la explosión de una nueva escena musical británica, pero tras su visita a latinoamérica el grupo llegó a su fin. En el 2024 su líder, Geordie Greep, se lanzó como solista. La expectativa era grande, pero nadie habría imaginado semejante evolución. Dejando a su banda en el pasado, Niceto Club vibró exclusivamente con «el nuevo sonido».
La vida tiene giros inesperados. Su madre trabajaba en un club de salsa en Londres y él creció odiando esa música. No era simplemente que no le gustara: la detestaba. Pero a veces uno se convierte en lo que juró destruir. Su debut solista, The New Sound (2024) es una oda a la fusión entre las sensibilidades latinas, las tumbadoras, el jazz progresivo e incontables delirios. Su autor no disfruta mucho de hablar sobre el sonido, pero sí de sus influencias. En su anterior visita a Buenos Aires compartimos una charla sobre figuras como Willie Colon y Hector Lavoe, al igual que de Clube Da Esquina (1972) por Lô Borges y Milton Nascimento. En aquel entonces hizo un comentario de que pensaba hacer un disco de salsa y mpb (música popular brasileña), pero parecía más un delirio que el preludio de este fascinante álbum.

El concierto fue una ejecución maravillosa del LP. Se interpretaron nueve de las once canciones, quedando afuera solo ‘If You Are But a Dream’ y ‘Motorbike’ (cantada por su productor, Seth Green). Cada tema se extendía por más del doble que en su versión de estudio. Las secciones instrumentales, siempre prolongadas, parecen remitir a Fela Kuti y a su salvaje afrobeat, repleto de improvisaciones. La banda, afilada, jugaba con un lenguaje de pleno virtuosismo, marcado por estructuras poco convencionales, pero con el calor de lo latino y un gancho melódico. Sorprendentemente, los sonidistas se encargaron de que sonara perfecto y de que cada instrumento se apreciara al máximo. Es increíble el hecho de que un joven de 26 años sea el director de este caótico universo musical.

Uno de los momentos más remarcables de la noche fue indudablemente la aparición del cancionero de Charly García. En un segmento de improvisación, el teclado comenzó a tocar el clásico de Serú Girán ‘Seminare’, lo cual conectó perfectamente con ‘The Magician’. El público gritó a capela los dos primeros versos y el estribillo, en un instante inolvidable; apropiado para el cierre de una noche perfecta. Entre las otras curiosidades que se pueden remarcar tenemos:
- Un exquisito blues improvisado que fue la introducción a ‘Blues’, la pieza que abre el LP y que tiene todo menos blues.
- La versión de más de media hora de ‘Bongo Season’, en la que el público quedó poseído por el ritmo.
- Lo increíble que se sintió bailar con ‘Terra’.
- Los pogos y cómo el público cantó hasta las secciones melódicas más atípicas.
Solo queda decir gracias a la música. A la manera en que algo que tal vez no te gustaba ahora se convierte en una obsesión. A las infinitas cosas que nos quedan por describir. Que viva «el nuevo sonido».

