CAMILA EN EL MOVISTAR ARENA: NADA CAMBIÓ

El tridente mexicano regresó al país y nos quedamos sin garganta

Fotos por @julespiclab

Después de dos décadas de carrera, Camila sigue demostrando que sus canciones envejecen bien y que el público argentino no se olvida de ellas. El trío mexicano volvió a nuestras tierras como parte de una gira por nuestro país, con paradas en Córdoba, Buenos Aires, Rosario y Mendoza.

En el Movistar Arena, la noche arrancó con ‘Incendio’ y, bien como podría describir el título de la canción, la entrada fue un fuego que encendió un calor en todos los que estábamos presentes. Desde ahí, el recorrido fue una montaña rusa emocional. ‘Mientes’ llegó temprano en la lista, y el estadio entero se convirtió en un coro afinado, muy dramático, que no dejó escapar ni una palabra. Esta banda tiene algo que no todas pueden lograr: que cada canción funcione como un puente directo a algún momento de la vida, como infancias, romances, desamores o esas historias que uno no cuenta pero todavía siente.

El show fue una especie de repaso por su historia, con temas que recorrieron todas sus etapas. Y aunque el paso del tiempo se nota (más en la nostalgia que en el sonido), el vínculo con el público sigue intacto. De hecho, se los veía visiblemente emocionados cuando el Arena cantaba a gritos sus temas más clásicos. Uno de los momentos más especiales de la noche fue el homenaje a México. Entre canciones, la banda se tomó un instante para reconectarse con su tierra, interpretando un tema en un idioma originario y sumando mariachis en escena. Fue un guiño a sus raíces y una manera de compartir algo más que música.

Visualmente, el show fue minimalista pero efectivo: tres triángulos gigantes recubiertos de luces que enmarcaron a los músicos, generando una atmósfera cálida y envolvente sin necesidad de excesos. Todo estaba donde tenía que estar. Lo importante fue la ola de melancolía que trajo el show con el setlist completamente acertado para no dejar ninguna emoción afuera. 

Camila volvió a recordarnos por qué sigue ocupando un lugar en el pop latino después de tantos años; ellos siguen siendo un clásico confiable. No hay fuegos artificiales ni coreografías: lo que sostiene el show son las canciones y la conexión genuina con la gente. Veinte años después, siguen siendo banda sonora de muchas historias, y si algo quedó claro, es que el público argentino todavía tiene mucho amor para darles.

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