CA7RIEL Y PACO AMOROSO: QUÉ LINDO VOLVER A CASA

Ya nadie duda

“Jerga que se refiere a los suplementos de proteína en polvo o a los esteroides que se consumen para ganar músculo rápidamente en el gimnasio”. Papota: así decidieron llamar Ca7riel y Paco Amoroso a su último disco. Un álbum que nace de un pedido muy específico: que suenen como sonaron en el Tiny Desk del año pasado. Se trata de un grupo de canciones en las que el dúo se hace cargo de que ya no pueden ser los mismos. Ahora hay que mostrar eso que siempre supieron hacer. 

La Papota no solo implica ganar músculo rápido: también tiene que notarse. Tiene que ser evidente, como una piña en la cara. No hace falta tener fuerza de verdad, solo es necesario que parezca que la tenés. En ese alardeo constante, en el no tomarse demasiado en serio, se ubican estas canciones. Como un gran chiste interno en el que ambos saben perfectamente que, por primera vez, están alardeando de sus habilidades. 

El show en el Movistar Arena se anunció con menos de una semana de anticipación, luego de que abrieran la fecha de Kendrick Lamar en River. Durante el último año, el dúo pisó los escenarios más importantes del mundo y decidió traer esa puesta a casa: dos cabezas gigantes de ellos mismos papoteados, banda en vivo, tres cambios de vestuario y un setlist que, al igual que aquel del Tiny Desk, combinó canciones de sus carreras solistas con las que hicieron en conjunto. 

 

Nadie duda, como sucedía hace algunos años, de que sean grandes músicos y grandes letristas. 

 

En todas las épocas hubo alguien que estuvo un poquito más adelantado que los demás. Fueron algunas versiones de Spinetta, la etapa Say No More de Charly. Incluso en el under personas como Marttein o Juana Rozas. En todos esos casos hay un desfasaje, varios años en los que muy pocas personas entienden lo que hacen, a muy pocos les gusta. Ca7riel y Paco son la representación de esa misma lógica: la vanguardia que, por propia definición, es minúscula y está adelante. 

Hoy vemos cómo eso culmina en un entendimiento colectivo. Nadie duda, como sucedía hace algunos años, de que sean grandes músicos y grandes letristas. Entendemos a qué se refieren cuando cantan sobre fiestas, sobre fumar porro, sobre no tomarse demasiado en serio y, al mismo tiempo, sentirse lo máximo. Hay contradicción porque hay humanidad. Hay músculo y no hay tanta fuerza, pero eso está bien. 

Ambos vinieron a proponer otro tipo de masculinidad casi sin darse cuenta. Un tipo de varón al que no le importa darse un beso con su amigo, porque no significa nada. Un tipo de varón que ve los estereotipos que le imponen y decide burlarse llevándolos al extremo: poniendo su cara papoteada en un escenario y cantando sobre ser increíble. 

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