SOY TU FAN: TEENAGE FANCLUB EN C ART MEDIA

La mítica banda de Glasgow visitó por primera vez Argentina

A mediados de junio, como una lluvia milagrosa, quizá no tanto para nuestros bolsillos, empezaron a anunciarse una tras otra fechas internacionales. Así estábamos, medio desprevenidos, cuando oh sorpresa: Teenage Fanclub en septiembre en el C Art Media.

El día fue el martes 9, invitados por el ciclo Primavera Club y con el clima por suerte acompañando. Muchas latas en mano, vendedores de fresias en las esquinas y adolescentes coloridos haciendo fila para entrar a Katy Perry. Pero eso es otra crónica.

La noche arrancó muy bien. Como telonero tocó Sebastián Arpesella, que hizo temas de su proyecto solista acompañado de una súper banda (dos teclados, percusión, coros, completito). Fue un momentazo para el indie nacional noventero cuando invitó a sus ex compañeros de Grand Prix, Sebastián Rubin y Pablo Font, para hacer dos temas de la banda, y saldar así una especie de deuda simbólica. La de abrir para quienes los influenciaron y con quienes tienen ese lazo tan evidente.

Bien puntual, a las 21:00 salieron los Teenage Fanclub. En la poco más de hora y media del show la dinámica fue más o menos así: un ida y vuelta entre Norman Blake y Raymond McGinley, cada uno interpretando sus temas. Todo, a pura armonía vocal. Con un sonido limpio, más cercano al folk-rock de sus últimos discos, pero sin perder ese espíritu colaborativo de siempre. El de la famosa escena musical de Glasgow en los noventa. Que no era más que un grupo de pibes que pudieron escaparse del virtuosismo de conservatorio y armar sus propias bandas con lo poco que se sabía y había, compartiendo e intercambiando integrantes e instrumentos. La chancha y el redo al frente como un superpoder. Todo esto, está bien registrado en el documental Teenage Superstars (2017) un lindo archivo donde se pasean The Vaselines, Pastels, Jesus and Mary Chain, entre otros.

Ahora, después de más de tres décadas, puede que el sonido sea otro. Entre tema y tema hubo casi siempre cambiazo de guitarras para Blake, quizás buscando una afinación perfecta pero innecesaria. A pesar de esta búsqueda de evolución musical, de unas voces más maduras y tempos un poco más tranquilos; Hay que decir que no le fallaron al público e hicieron una lista en la que se sintió que no faltó casi nada. Repasaron varios temas de sus mejores discos como Bandwagonesque (1990) y Thirteen (1993), e incluso el último Nothing Lasts Forever (2023), un disco excelente. No son temas que quieras sacarte de encima o que ellos eviten.

A lo que veníamos: Mitad del show y llegó ‘Neil Jung’ una de mis favoritas de Grand Prix (1995). Se notó que el público estaba esperando ansioso esas guitarras más noiseras de McGinley y las acompañaron coreando bien al estilo argento durante todo el tema con un “Oh, Oh, Oh”, lo que siempre causa algo de gracia y sorpresa en los músicos que tocan acá por primera vez. “¡That's insane!” bromeó Blake al terminarlo.

Otro gran momento fue con ‘The Concept’ donde apareció el punto fuerte del sonido actual de la banda. Ese lindo colchón melódico que cuando se dejan llevar da lugar a capas más sucias y ruidosas. Francis McDonald, baterista original que volvió a incorporarse hace algunos años, los lleva como nadie. Tenés a McGinley con su Jaguar clásica, no se necesita mucho más.

El cierre siempre lo hacen con la hermosa y emblemática ‘Everything Flows’, su primer single de allá lejos 1990. Dicho sea de paso ¿Por qué no está en Spotify ese primer álbum A Catholic Education? Vayan a YouTube.

Después de eso, todos a casa felices, sabiendo que fue una noche histórica y que es probable que no se vuelva a repetir. Una porción de pizza en El Imperio y a dormir.

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