Con Bar Scorpios (2025), Blair se adentra en una atmósfera oscura, íntima y cargada de símbolos y emociones. Lanzado el 23 de abril, el disco marca un cambio de etapa: “Podría decir que es el paso de la adolescencia a la adultez. Estoy harta”, dice entre risas, aunque en sus letras, la frase pesa.
La inspiración inicial surgió viendo la película Twin Peaks: Fire Walk With Me, de David Lynch. “Hay una escena donde Laura Palmer entra a un bar, se pone a llorar, y hay un cantante que hace todo bastante etéreo. No se entiende si es un sueño o es real. Me aferré a eso”, cuenta. Así nació Bar Scorpios, su segundo álbum de estudio. La artista nos contó que encuentra muchas ideas en la literatura, el cine y en el amor. Por más que le cueste escribir sobre esta temática, este la inspira para crear historias ficticias que ayudan a la composición de sus canciones.
A diferencia de su disco debut, Llorando en la fiesta (2022), este nuevo trabajo tiene más intención y estructura. “El primero fue contar mi diario íntimo. Este es más pensado. Me metí en cosas que antes no me animaba”. Blair revela que en su paso a la adultez encontró diferentes situaciones y emociones en las cuales ella intentó ser la superheroína de su propia vida, y en esas oscuridades encuentra pie para escribir sobre lo que una chica vive en sus mid-twenties. “Me la paso arreglando cosas que yo nunca rompí, estoy tan metida en salvar hasta a Dios, que me olvide de mí”.
El catolicismo, presente desde la portada hasta las letras, no es solo parte de la narrativa y la estética, sino que es un refugio para ella. “Me crié en un colegio de monjas, mi mamá era secretaria ahí. Siempre estuve rodeada de eso. Después me rebelé, llevaba velas, hacía rituales. Casi me expulsan. Pero hoy me pasa de entrar a una iglesia y sentirme como en casa”. Hablando un poco del auge de la religión católica y cómo se dice hoy en día “que está de moda”, la artista retruca a aquellas personas que la acusan de copiarse de esa estética: “como si la religión no fuera lo más grande del mundo”
El momento más poderoso del disco, según ella, es el interludio narrado por la autora argentina Mariana Enríquez. “Si me preguntás qué es lo más importante, te digo el interludio. Me peleé para que dure lo que tenga que durar. Es para explicarme mejor, para los freaks, para las fans”, explica. Fue ella misma quien escribió el cuento inspirado en el diario de Laura Palmer y quien contactó a Enriquez, su escritora favorita: “Nos tomamos un café, nuestras referencias eran las mismas. Fue mágico”.
La cantante imagina llevar este disco al plano real con un show que también sea teatral y performático con bailarines, banda y mejoras en ella como artista: “Me encantaría tocarlo en Obras por lo mítico que es el lugar”. Con este álbum, Blair no solo escribió canciones, sino que levantó su propio altar en donde vela un camino emocional de su vida misma y personajes ficticios que ayudaron a que estas historias tengan sentido.