Tras casi una década desde su última edición, se celebró este fin de semana nuevamente la Ultra Music Festival en Buenos Aires tomando las riendas del EDM aunque adaptándose a los tiempos que corren.
Durante los últimos meses volvieron a florecer los festivales de música electrónica masivos, particularmente la Creamfields realizada en diciembre y la pronta a festejarse Cocoon. Un parate de casi 10 años signado por la Time Warp 2016 donde se vivió una tragedia generada por la falta de producción, de empatía, de instalaciones y, por sobre todo, de agua: un cocktail mucho peor que cualquier pastilla.
En esta revancha, el estilo que identifica al festival siguió estando presente aunque adecuándose a las nuevas corrientes frente al declive del EDM desde el retiro y posterior muerte de su último gran exponente: Avicci. No es un detalle que sus horarios fueron menos madrugadores; y mucho menos que sus dos grandes headliners estén lejos de ser parte de la corriente principal del festival. Por un lado, Boris Brejcha con su minimalismo absoluto y por el otro Anyma con su house melódico; ambos realmente distintos a los que lo rodean, constructores de capas y etapas, más que de las subidas, bajadas y explosiones a las que nos tiene acostumbrados el dance.
Estos pequeños retoques le permitieron llenar el Parque de la Ciudad de fanáticos de todo tipo. Alejándonos del Main Stage por unas horas nos encontrarnos el techno del escenario Resistance, más clásico y regulado durante el segundo día con exponentes como Adam Beyer y Kas:St que durante el primero. El viernes marcaron el paso Korolova con su melodic techno característico. Comenzó con beats intensos y encendidos que se fueron edulcorando en momentos más introspectivos y guiados por vocales no tan inspiradas. Por su parte, lo siguieron los Colyn B2B Innelea que adaptaron su set a estas latitudes arrancando con ‘La Pregunta’ de Babasonicos y siguieron en la misma línea con pulsos más sobrios y sólidos, no por ello menos atractivos a un movimiento y baile en vaivén continuo.
Por otro lado, en el Recistance2 el viernes se destacó la presencia de Hot Since 82 y Black Coffee con un público más atento a la escucha que al baile. No es de extrañar este enfoque ya que la combinación de líneas de bajos y sampleo de clásicos underground como ‘Get Down on It’ de Kool & The Gang demuestran una búsqueda distinta a lo habitual. Un mundo completamente diferente fue el sábado: el drum&bass de sonidos exagerados, rotos, saturados e implacables dominó el ambiente con I Hate Models y Nico Moreno.
Poco puede decirse del UMF Radio: su cercanía y solapamiento con el Resistance2 hacía muy difícil disfrutar su escucha. Fuera de los dos headliners del Main; el Top 1 del Ranking del DJ Mag, Martin Garrix, trajo el show al que nos tiene acostumbrados: explosiones, fuegos artificiales, bajadas, algún que otro bajo potenciado que rompe un poco la estructura, pero principalmente sus hits ya conocidos como ‘Tremor’ y ‘Animals’ entre otros que aún siguen siendo una experiencia distinta en vivo. Durante el sábado, Isoxo dio una nota distinta, hijo melódico de Skrillex, mezclaba dubstep, trap y drum&bass dando algún respiro armónico y vocal un poco fuera de tono general, aunque un descanso necesario al fin. Aunque si de EDM hablamos, Axwell dio en el blanco sampleando clásicos del viejo y nuevo milenio como ‘Goosebumps’, ‘Destination Unknown’, ‘Insomnia’, ‘Walking on a Dream’ para cerrar con los infaltables hits de sus días en Swedish House Mafia: ‘Don’t You Worry Child’ y ‘Save The World’ para regocijo de todo el público.
Siendo testigo de la última edición de 2015 puedo decir que la Ultra cambió. También lo hizo su público adaptándose a sus horarios, con gustos menos primigenios y más elaborados, su fanatismo por revivir nichos que parecían cosa del pasado y por su deseo de disfrutar a dos distintos como Boris Brejcha y Anyma. Esperemos que sea una apuesta que se siga profundizando en el 2026.