JOYAS DEL COSQUÍN ROCK: VALE ACEVEDO

Una charla sobre aliens, Chaco y canciones de minita

En un ambiente tan saturado de hombres haciendo rock la propuesta de Vale Acevedo resalta por su frescura y potencia. Muches la conocimos por sus covers de los temas más icónicos del rock nacional, pero la artista tiene una extensa trayectoria. Desde sus comienzos como imitadora de Elvis Presley a subirse al escenario del Cosquín Rock por segunda vez hay un largo camino, y en esta charla con SPE Vale nos compartió cómo fue este proceso.

Tengo entendido que comenzaste a tocar cuando tenías 13 años. ¿Hubo algún momento en el que te diste cuenta que la música era más que un hobby?

Vale Acevedo: Sí, en mi primer show. En ese entonces era imitadora de Elvis. Tenía 14 años y sentí que me convertía en otra persona, en Vale Acevedo. Valentina puede estar mal, pero “Vale” no tiene miedo de salir al escenario. Fue muy loco.

“Cuando me ven con la guitarra eléctrica me preguntan si toco el ukelele”

Durante mucho tiempo te dedicaste a hacer covers de rock nacional en Instagram, y creo que muches te conocimos por eso. Hay un componente teatral muy fuerte en esos videos, lo que genera que como espectador se sienta una cercanía muy grande con el artista…

VA: Yo siempre fui muy expresiva al cantar. En ese contexto sale mi yo más teatral, más infantil. Pero también soy así en mi vida cotidiana. Creo que en eso se basa mucha de la crítica que recibo online, cuando me dicen que no puedo hacer caras si estoy cantando una canción lenta. Pero te juro que no puedo evitarlo (risas). 

En relación a los covers, durante mucho tiempo traté de tocar los que eran más conocidos. Últimamente estoy incursionando en aquellos temas que no son los más mainstream, pero que suelen ser los que me hacen sentir más identificada. Me gusta reversionarlos, volverlos propios. 

¿Sentís que tuviste que afrontar ciertas dificultades en la industria por el hecho de ser una piba haciendo rock?

VA: El rock es muy «el» rock. En el ambiente me cuesta un poco, la gente te encasilla. Especialmente cuando me ven con la guitarra eléctrica y me preguntan si toco el ukelele (risas). Mi primer EP se llama Canciones de Minita (2018) en ironía a eso, porque son temas re rockeros. Pero en general, por suerte, no tuve muchos problemas. 

‘Preguntame’, uno de tus últimos lanzamientos, comienza con una frase muy contundente: “hambrienta melodía, devora mi emoción. Ganas no tenía de volverte canción”. ¿Creés que hay personas que se merecen canciones y personas que no? Es decir, ¿los temas son para el público o son para quien los escribe?

VA: No es que la gente se lo merezca, sino que vos necesitás sacarte eso de adentro. Yo soy cero conflictiva y lo más sano para mí es escribir. A veces uno niega ciertas situaciones o sentimientos, pero aceptarlos y sentirlos ayudan a que se vayan más rápido. En mi caso los temas son para quien los escribe. 

“Me gusta formar parte de una generación que represente al rock”

Tu último disco, Delirio Spam (2020), tiene una canción que se titula ‘Chaco’. No es tan común encontrar letras de rock que hablen sobre lugares que están tan lejos de Buenos Aires. ¿De dónde vino la idea?

VA: Ahí fui de gira por primera vez. Tenía miedo, honestamente no sabía si la gente de allá me escuchaba. Cuando llegué me sentí Madonna (risas). Muchísimas personas me conocían. En todas las provincias me reciben bien, pero en Chaco me sentí parte de algo. En ningún momento tuve la sensación de ser la pibita de capital que venía a tocar. Fueron ocho shows, y salí a la noche todos los días con los pibes. Chaco tiene un lugarcito en mi corazón muy importante. 

¿Cómo te llegó la propuesta de tocar en el Cosquín Rock?

VA: Yo había estado en el Cosquín Rock 2020, antes de toda la locura. Siempre fue mi sueño tocar ahí. Aparte soy fan de los extraterrestres, y Córdoba tiene una mística especial en ese sentido. Ahora cambié de productora y tuve nuevamente la oportunidad de ser convocada. Hoy hay muchos estilos en ese festival y me gusta formar parte de una generación que represente al rock. Estar ahí es épico para mí. 

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