En un mundo hiperconectado y digitalizado, donde las entradas en papel fueron reemplazadas por los códigos QR y ya nadie entrega flyers a la salida de los conciertos, charlamos con la cantautora y productora Lucy Patané. Repasamos su historia y como lo analógico la sigue acompañando desde sus comienzos en la fotografía hasta hoy, que encara lanzamientos en formato vinilo y graba con una multitud de músicos. La artista se prepara para su presentación en el Teatro Coliseo como un momento bisagra en su carrera solista.
¿Cómo fueron tus comienzos en la música? ¿Cómo recordás tu infancia?
Lucy Patané: Nací en una casa llena de instrumentos y de mucha actividad artística, mi abuelo tocaba el piano y mi viejo es músico también, siempre había ensayos en casa. Se respiraba mucho arte, era inevitable para mi hermana y para mí tocar, estábamos en constante estado de euforia. Como a todes les niñes lo que más me llamaba la atención era la batería, porque es lo más ruidoso y lo que se golpea. Mis viejos me cuentan que ya a los cinco años me sentaba y hacía un par de ritmos, había una actitud de «ser un bebé» muy perseverante en tocar, en insistir con eso. Después a los nueve ya empecé a tocar en una banda con mi hermana como bajista y ya tocábamos en escenarios (si, leyeron bien, ya a los nueve estaba haciendo shows).
Es muy loco que ya a esa edad estaba súper conectada y después cuando van pasando los años todo se empieza a desarmar, empiezan a aparecer las dudas y las exigencias. Por eso a esa época la recuerdo muy hermosa, porque cuando uno es chico se acerca de una manera más lúdica a la música y con seguridad, porque no esperas nada más que satisfacción. Es un lugar al que trato de ir constantemente, porque en la infancia es dónde se define todo.
“Entrado el disco me empecé a enamorar de las canciones y por primera vez dije acá estoy”
¿Cómo fue tu incursión en la fotografía? ¿Seguís sacando fotos?
LP: Mi viejo además es fotógrafo y siempre fue muy cercano al cine, por lo que la cámara analógica estaba siempre a mano y de chica me copé. Hubo un período en donde me cansé un poco de tocar, a los 15/16 años, dónde empecé a sacar fotos en recitales de bandas como She Devils, Actitud María Marta, Suárez y otros proyectos de los 2000, fue otra manera de acercarme a la música y de ver la escena. Cuando uno va creciendo tiende a pensar que lo mejor es concentrarse en una sola disciplina y dejé de sacar, después más de grande entendés que en realidad la interdisciplina es lo mejor [risas]. Lo analógico tenía otros condimentos, estaba todo en la cabeza. Recuerdo estar en el 22 volviendo de sacar fotos en Cemento repasando los disparos que hice, pensando cuáles fueron las mejores, porque hasta que las podía revelar pasaba un tiempo y en esa espera había algo emocionante.
Ahora con el celular volví a conectarme de nuevo y a registrar momentos. Me pasa que, si bien tiene lo hermoso de la inmediatez, te genera muchos desechos y acumulás imágenes. Trato de pensar mucho más el click, y entender que hay momentos que prefiero contemplar y en otros hasta salgo a caminar con el solo propósito de capturar postales.
Participaste en muchas bandas desde muy chica, desde Panda Tweak hasta Las Taradas, girando por distintos instrumentos. ¿Cómo surgió el deseo de formar tu proyecto solista y pasar a ser la voz principal por primera vez?
LP: Fue un proceso muy dramático y difícil, no fue algo que lo vi súper claro, me hice cargo y di el paso. Fue mucho drama y mucha insatisfacción de no entender bien por qué. Participando de otros proyectos, había algo que no terminaba de funcionar, una especie de fuego interno ya insoportable que no encajaba, me di cuenta que tenía mucho para dar pero que no era ahí donde quería volcarlo. Era el momento de poner todo en Lucy, para eso tenía que cantar, lo que me parecía un infierno, pero a la vez lo único peor que hacerlo era no hacerlo.
“Fue muy fuerte que todo el proceso interno que generó este disco termine siendo premiado con un Gardel”
Cuando arranqué a cantar finalmente me costó acomodarme en ese rol, que la gente me mire la cara y que conviva tocar la guitarra agresivamente con esta voz finita. Y surgieron también otras preguntas... ¿De qué iba a cantar? ¿Sobre qué habla «Lucy»?. Los demos que tenía en mi computadora eran canciones desde el humor y no era lo que quería mostrar, después surgieron nuevos temas que abordé desde la producción de una manera muy libre. Bastante entrado el disco me empecé a copar, a enamorarme de las canciones y por primera vez dije "acá estoy, ¿dónde estuve todo este tiempo?, no sé”, y tuvo que ver directamente con poner la voz.
¿Qué sensaciones te generó que tu disco debut Lucy Patané (2019) obtenga dos nominaciones a los Premios Gardel y haya ganado la categoría de 'Mejor Álbum de Rock Alternativo'?
LP: Lo del Gardel es una flashada, lo tengo acá en una repisa con las plantas, a veces me olvido y cuando voy a regar lo veo ahí y no lo puedo creer. Uno puede cuestionar este tiempo de premios a la industria o a CAPIF desde un montón de aristas, como por ejemplo el lugar que le dan a la música independiente o como encaran la estética, pero no deja de ser un reconocimiento. Fue muy fuerte que todo el proceso interno que generó este disco termine siendo premiado. No vivo del reconocimiento, pero ganarlo significa que algo más o menos bien hiciste y eso reconforta.
¿Qué nos podés contar de la mixtura de 'Nevada', tu último lanzamiento?
LP: Es una canción muy excéntrica y particular, por lo que decidí sacarla fuera de un formato de álbum porque no es fácil que conviva con otras canciones. La empecé cuando estaba terminado el álbum y quedó abandonada, sentí que era un folk así nomás, tenía solamente la primera parte en ese momento, con voz y guitarra. Hasta que el año pasado sumamos unos arreglos con Caro Zelaschi, pero a mí había algo que no me terminaba de pasar, si me gusta una canción, la escucho una y otra vez y eso no pasó, algo le faltaba. “La voy a hacer mierda”, dije, como los personajes de la letra que se van por la banquina, se estrolaron. Y ahí diseñé la parte del final donde empieza a explotar todo, ver la cara de sorpresa de las personas a las que primero se las mostré me terminó de decidir. Fue una apuesta grande, riesgosa, es caro literalmente hacer algo con nueve cuerdas, vientos y demás, siento que contrasta un poco también con la forma de producir hoy, donde hay herramientas accesibles para hacer lo mismo con un software. Pero tenía ganas de reunir gente y tocar de verdad, y estoy muy contenta con el resultado, la escucho y me conmueve, me encanta.
Me parece súper interesante que seas fan de tu propia música, hay artistas que reniegan de sí mismos o no se pueden escuchar…
LP: Si, totalmente, y para mí eso es re importante. Me ha pasado de escuchar a otros músicos decir que sus discos anteriores no los representan, y no me identifico con eso para nada. Siento que la música que hacemos sale al mundo, empieza a girar por las redes y uno no tiene control sobre lo que pasa con eso, pero lo importante es lo que pasa antes, que es con lo que uno se queda. Y necesito que eso que se queda en mí esté buenísimo, eso es grabar, que el proceso sea un disfrute. Hasta que no me vuelan la cabeza, las cosas no están listas, y no tiene que ver con algo técnico, sino algo más sanguíneo, que vibren las vísceras.
¿Cómo te preparás para el show en el Teatro Coliseo?
LP: Estoy muy contenta con el grupo que armamos para la presentación y confío en ellos y en qué va a salir bueno, tenemos muchas ganas de tocar. Es un teatro hermoso y estoy muy ansiosa.
Lucy Patané se presentará el jueves 25 de noviembre en el Teatro Coliseo, adquirí tus entradas haciendo click acá.