A lo largo de los años las canciones de Vane Butera han conmovido y emocionado a muchísimas personas. Una personalidad tremendamente querible y unos temas tan desgarradores como bellos la convirtieron en la compañía perfecta durante aquellos interminables meses de cuarentena. Ella no paró ni un segundo: durante la pandemia lanzó Adonde No Me Llaman (2020) y Changüi (2021), dos discos profundamente atravesados por el confinamiento. En tiempos donde la incertidumbre y la nostalgia del tiempo pasado priman por sobre la alegría de vivir el presente, la artista supo capturar aquellos sentimientos que suelen quedarse atragantados. Pero capturarlos no fue suficiente: los hizo canción, y los compartió por primera vez en vivo en el Konex ante un público deseoso de entenderlos.
Mostrar aquellas contradicciones tan inherentemente humanas
Rodeada de aplausos y vestida con un hermoso vestido blanco y rojo, Vane subió al escenario al tiempo que comenzaban los primeros acordes de ‘Voy Igual’. La letra narra una situación fácilmente reconocible: el animarse a afrontar un vínculo cuando todo indica que no va a salir bien y la alegría de haberlo intentado a pesar de todo, de no haberse quedado con la duda. El sentimiento que transmite el tema es agridulce, pero muy bello.
El setlist reflejó de forma muy clara la intención de la cantante: mostrar, a través de la música, la belleza de lo ambivalente, aquellas contradicciones tan inherentemente humanas que se vuelven imperceptibles. A la primera canción le siguieron ‘No Me Quisiste’ y ‘Gusto de Vos’. “Optimismo y garrón, empuje y tragedia” fueron las palabras elegidas por Vane para describir este hecho. La combinación fue tremendamente acertada. No solo porque para el público significó una montaña rusa de emociones, sino porque también evidencia ciertos postulados mucho más profundos. Presenciar, escuchar y sentir la contradicción te hace verla en todas partes. Y no hay nada más real que eso.
Uno de los momentos más emotivos de la noche fue la performance de ‘La China’, un tema dedicado a la abuela de la artista. “Es una canción que sintetiza en ella todos esos lugares en los que vivíamos cuando éramos chicos y sentíamos que todo iba a estar bien aunque el mundo se estuviera prendiendo fuego afuera”.
La prueba de que si conquistamos espacios, el resto es pan comido
La dupla de ‘La Cáscara’ y ‘Toda Rota’ es otra combinación que demuestra una vez más la belleza de lo ambivalente. Mientras el primer tema es la descripción más sincera de un amor desinteresado y puro, el otro refleja el dolor y la incertidumbre de una ruptura: “Toda rota pero puedo clavarte la mirada, sin culpa y sin miedo. Contame vos, que estás ahí todo entero, si podes decir lo mismo que yo. No creo”.
Silvina Moreno acompañó a la cantante en ‘Antes del Derrumbe’, Kari Herández en ‘La Vuelta al Espiral’ y Natalie Pérez en ‘Menos No’. La buena onda y el compañerismo se notaba a la distancia. Bailaron, se rieron y se abrazaron por un buen rato al terminar cada tema. En un ambiente tan abarrotado de increíbles artistas masculinos, presenciar a tantas increíbles mujeres rompiéndola y dándolo todo en el escenario es muy movilizante. Es la prueba viva de que si conquistamos espacios, el resto es pan comido.
‘Nuestro Tiempo’ fue la canción elegida para cerrar una noche llena de emociones. Las invitadas se subieron al escenario y junto a la banda completa cantaron y bailaron al tiempo que el público se levantaba de sus asientos y comenzaba a corear el estribillo. El show terminó con una nota de optimismo, como casi todas las canciones de Vane. Las contradicciones nos hacen humanos, y ver lo bello en ellas es lo que nos permite afrontarlas con optimismo y felicidad. El recital fue una firme demostración de este hecho.